Daenerys y el Dragón Azul

Juego de Tronos. Daenerys Targaryen, llamada Daenerys de la Tormenta, La que no Arde, Rompedora de Cadenas y Madre de Dragones.

Dragona Saphira

Película Eragon.

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domingo, 19 de septiembre de 2021

DIOSES SERPIENTE EN LA CIVILIZACIÓN DE ARATTA


Aratta se menciona a menudo en la literatura sumeria como tierra lejana controlada por la diosa Inanna de su ciudad tutelar de Uruk. Según el poema Enmerkar y el Señor de Aratta, situado más allá de Anshan (ahora Irán) el viaje de Aratta requirió atravesar las siete montañas y el temido río Kur.

Ha sido sugerido que Aratta puede ser igual que Harappa de la civilización perdida del valle de Indo. Harappa, junto con Mohenjo-daro, era una ciudad de los antiguos Dravidianos, la legendaria gente serpiente que precedió la ocupación ariana de la India.

En los años 20, los arqueólogos hicieron algunos descubrimientos asombrosos en el valle del río Indo. Las ruinas de dos grandes ciudades antiguas fueron excavadas, una llamada Mohenjo-daro estaba en el propio río Indo, la otra Harappa estaba en Ravi, un rama importante del valle Indo situado en el Panjab o La tierra de los cinco ríos. 

Como las ciudades de Mesopotamia y del valle del Nilo, fueron construidas en los llanos aluviales. Sin embargo, diferente de estas otras ciudades, Mohenjo-daro y Harappa parecen haber sido diseñadas completamente. 

Ambas eran idénticas en el diseño. Mientras que no se encontraron ziggurats, cada ciudad tenía un montículo de diez metros de alto, una especie de plataforma artificial.

Estas ciudades no se desarrollaron de aldeas primitivas sino fueron terminadas como ciudades después de un siglo o más. Fueron construidas de "escombros" como por alguna fuerza extraña. Es decir fueron construidas como colonia, probablemente por los sumerios, y probablemente por Enki, su principal ingeniero.

Las ciudades se originaron cerca del 3,500 al 3,000 AC; y luego tuvieron un final violento alrededor del año 2,000 AC; según evidencia arqueológica. 

Lo que ha desconcertado a los historiadores es que la gente que vivió aquí no se relaciona con los arianos que vinieron hace unos 500 o 600 años más tarde y se establecieron en el llano de Panjab y Gangetic. 

Como los antiguos sumerios, la gente de Mohenjo-daro y de Harappa hablaba una lengua desconocida.

Comentario: 

Asumiendo que el planeta Nibiru estaba en nuestro sistema solar cerca del año 1,600 al 700 AC; entonces su visita anterior habría sido, agregando 3,600 años a cada fecha, de 4,200 a 3,300 AC. 

Estas fechas son bastante cercanas a los años hipotéticos mencionados arriba para conducir a la conclusión que estas ciudades Dravidianas fueron construidas para el uso de los Nibiruanos durante su siguiente y última visita a la Tierra/Tiamat.

Los artefactos encontraron aquí también se enlazan con el valle de Mesopotamia. Los sellos de estos sitios son muy similares en estilo a los sellos cilíndricos de Sumeria. De hecho, uno muestra a hombre salvaje luchando con dos bestias, muy similar al de Gilgamesh de pie estrangulando y en medio de dos leones. Estas dos ciudades son probablemente colonias sumerias que fueron establecidas después del diluvio cuando el mundo llegó a ser habitable otra vez. 

Ha sido sugerido por los historiadores que estas ciudades fueron el centro de la cultura Dravidiana y habitada por los Nagas, raza de hombres serpiente.

Comentario: 

Si cada vez que el planeta Nibiru llega y sale de esta área de nuestra Sistema Solar, hay cataclismos planetarios o "diluvios" debido a las anormalidades gravitacionales y electromagnéticas, esto apoya la tesis que sugiere que estas dos ciudades Dravidianas fueron fundadas por y para el uso de los Nibiruanos durante su siguiente y última visita. 



jueves, 16 de septiembre de 2021

EL SERAPH DEL ANTIGUO TESTAMENTO



En el Antiguo Testamento, las referencias explícitas de nuestros antepasados los dioses serpiente han sido todas eliminadas por los siglos a través de un largo proceso de selección y de edición. 

Cuando se encuentran alusiones en las Escrituras, se interpretan simplemente como alegorías. Hay un incidente extraño relatado en el Libro de los Números referente a la Serpiente de bronce que plantea muchas interrogantes que no son o quizá nunca sean tratadas completamente por los eruditos Bíblicos.

En el segundo año del éxodo, después de haber dejado las comodidades del Monte Sinaí y haber estado luchando a través de los páramos, las tribus tenían una escaramuza con el rey de Arad en Negev y que prevaleció después de muchas dificultades.

El incidente de la Serpiente de bronce sucedió entonces:

"Partieron del Monte Hor por el camino al Mar Rojo para bordear la tierra de Edom. Pero la gente se puso intranquila durante el viaje, y el pueblo habló contra el Señor y contra Moisés. ¿Por qué nos hicieron salir de Egipto para morir en el desierto? No hay pan y agua, y tenemos que detestar este miserable alimento."

El Señor les envió serpientes. Ellas mordieron a la gente y muchos de los israelitas murieron. La gente vino a Moisés y le dijo:

"Hemos pecado por hablar contra el Señor y contra ti. Intercede con el Señor para que quite las serpientes de nosotros." Y Moisés intercedió por el pueblo. Entonces el Señor dijo a Moisés:

"Haz la figura de una serpiente (seraph) y ponla sobre un pedestal. Y cualquier persona que sea mordida, que lo mire y se recuperará." 

Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso en un pedestal; y cuando cualquier persona era mordida por una serpiente, y miraba la figura se recuperaba"

Es difícil escapar a la conclusión que el significado del incidente es obviamente idolatría, una actividad estrictamente prohibida en las Escrituras. La palabra hebrea "seraph" es inusual y aparece solamente algunas veces en los libros del Antiguo Testamento.

En Isaías 14 y 30, el "Seraph" es referido como la "serpiente que vuela" y se asocia a Filistia y Negev, tierras que eran tradicionalmente el hogar de los descendientes de los Nefilim después del diluvio. 

La serpiente de bronce fue hecha por Moisés por órdenes de Dios y fue venerada en el santuario del templo hasta el siglo octavo AC; cuando según el Rey Ezequías, enfurecido por la adoración excesiva del ídolo, "rompió en pedazos la serpiente de bronce que Moisés había hecho".

[Comentario: El siglo 8 AC, habría incluido el año 762 AC, cuando comenzó la serie de cataclismos, acompañados de la desviación del planeta Nibiru de su posición atada sobre el eje polar del norte de la tierra.]

Es dudoso saber si éste era el "Seraph" original hecho por Moisés cerca del año 1,450 AC; y que sobrevivió hasta este tiempo. En cualquier caso, demuestra que la adoración a los dioses serpiente fue establecida entre los israelitas durante el período de los jueces y reyes, y sugiere que Yahvé por lo menos una vez ha sido identificado con el dios serpiente.

El término "Seraph" ha preocupado a los traductores y a comentaristas bíblicos durante años. Se traduce como "serpiente ardiente" en la versión del Rey James; sin embargo, la tendencia moderna no es traducirlo del todo sino poner la palabra hebrea según lo dado. "Seraph" no se adecua a ninguna clasificación o traducción conveniente. Lo más probable parece ser que es una palabra prestada de los cananitas que la adquirieron de su herencia Mesopotámica.

Las raíces del término quizá bien puedan ser de Mesopotamia. La "serpiente ardiente que vuela" sobre un pedestal adorada por sus características curativas representa de un modo simbólico a Enki, el dios sumerio de la curación, que fue asociado a menudo con el símbolo de la serpiente. 

Existe también una curiosa semejanza de la serpiente envuelta alrededor de un poste o pequeño mástil, con el Caduceo de los griegos.

En el Poema de Gilgamesh la serpiente que roba la planta mágica del héroe se llama "seru" y la semejanza de las palabras sugiere un origen común. El término también se encuentra en la mitología hindú que tiene antecedentes sumerios. Los Nagas, los misteriosos dioses serpiente que moraron en la India en días antiguos, fueron llamados "sarpa" o serpientes.

En sus estudios sobre la religión hindú, la teósofa Madame Helena Petrovna Blavatsky, afirma que los Nagas o los "sarpa" de la India son indiscutiblemente los seraphim judíos que derivan de serapi o sarpa que significa "serpiente"

Hay un pequeño documento religioso antiguo conocido que refiere no solamente a los dioses serpiente sino también secretamente a los dioses del panteón sumerio. Como tal, este himno cristiano tiene probablemente sus orígenes en un rezo sumerio. Llamado el Rezo de José, es de un grupo llamado los Papiros Mágicos, de origen griego, data del segundo siglo DA. 

El himno comienza con la alabanza:

"Padre de los patriarcas, padre de todas las cosas, padre de todas los poderes del cosmos, creador de todo, creador de los ángeles y los arcángeles, el creador de los nombres de la redención, Yo te invoco."

Después de algunas invocaciones más, el rezo continúa dramáticamente:

"Tú que te sientas sobre la Sagrada Montaña del Sinaí, tú que te sientas sobre el mar, tú que te sientas sobre los dioses serpiente, el dios que se sienta sobre el dios del sol".

Esta apología es interesante y pertinente por ciertas razones. Además de la referencia tácita a los Dioses serpiente, también se refiere al dios que se sienta sobre el mar. Aunque la línea está incompleta (sospechosamente todas las palabras que faltan están en lugares críticos), parece ser una referencia velada al dios del agua Enki y a su Palacio de agua o Abzu.

El referido Dios Sol es probablemente Utu/Shamash justo como el dios del Monte Sinaí es Ishkur/Adad. Así, la invocación parece ser dirigida a Enlil (Zeus), el dios predominante del panteón cananita que más adelante fue conocido como El en el Antiguo Testamento. Además, los nombres de la redención son probablemente las Tablas del Destino o los Nombres Divinos los cuales han sido comparados con los MEs Sumerios.

Los Dioses serpiente no sólo son encontrados en la historia o la mitología del antiguo Medio Este. Dragones, serpientes que vuelan, y Dioses serpiente aparecen en la mitología de los pueblos a través del mundo y por todas partes son los creadores y ancestros benevolentes del hombre. En algunas culturas aun sigue persistiendo en la memoria una raza de Dioses serpiente que fue cruel y barbárica.


Nota del Traductor.- En la Biblia en inglés la palabra Seraph no existe y fue traducida como serpiente en la Biblia en Castellano.



miércoles, 15 de septiembre de 2021

MITOLOGÍA Y EVOLUCIÓN DEL DRAGÓN


La mitología del dragón ha existido casi tanto tiempo como la gente. De hecho, muchas de las primeras culturas mesopotámicas y otros antiguos del Cercano Oriente tienen ricas historias orales que hablan de poderosos dioses de la tormenta que salvan a la gente de las malvadas serpientes gigantes. Estas serpientes a menudo tenían muchas características aterradoras, que iban desde la piel fluorescente hasta la capacidad de respirar fuego y volar. Estos mitos fueron la base de la perspectiva moderna sobre los dragones.

Entonces, ¿Cómo se puede describir con precisión al temible dragón? Para empezar, parece que un dragón es en realidad cualquier forma de serpiente que tenga una naturaleza especialmente temible. Esto está indicado por la palabra 'drakon' de la que se deriva la palabra inglesa 'dragon'. 'Drakon' significa 'serpiente grande' o 'serpiente marina'. Además, la mayoría de los dragones se describen como malvados por naturaleza. Sin embargo, este no es siempre el caso, como lo demuestra la mitología china. Hay momentos en que los dragones también se muestran como criaturas benevolentes y conocedoras.

La Evolución del Dragón

En las culturas tempranas, los dragones a menudo se veían como serpientes y bestias poderosas que eran extremadamente benevolentes o temibles y difíciles de matar. Las creencias de una región suelen estar influenciadas por la ubicación geográfica. Las culturas orientales a menudo veían a los dragones como una deidad conocedora que tenía poder sobre las tormentas y el agua. Además, también vieron al dragón como una criatura poderosa y benevolente que podía protegerse del mal.

Las culturas occidentales tenían una perspectiva muy diferente. A menudo veían a los dragones como bestias malvadas que se deleitaban con la matanza y el caos. Se describe a muchos dragones viviendo en lugares oscuros y peligrosos que a menudo eran peligrosos para los hombres en la antigüedad. Además, a menudo se pensaba que guardaban tesoros.

En ambas culturas, se pensaba en gran parte que los dragones no tenían alas antes de la Edad Media. Durante este tiempo, las culturas occidentales comenzaron a transformar sus representaciones de dragones, mientras que las culturas orientales continuaron con sus tradiciones.



viernes, 10 de septiembre de 2021

LA SERPIENTE DE MIDGARD. JÖRMUNDGANDER


La serpiente de Midgard era uno de los hijos del gigante Loki en la mitología nórdica. Se sabe que esta serpiente de agua malvada luchará con Thor en los últimos días, está predestinado que lucharán hasta la muerte.

La serpiente de Midgard es tan grande que puede envolver todo el mundo y agarrar su cola entre los dientes (de ahí su nombre). Se cree que el fin del mundo llegará cuando la bestia decida soltar la cola.

Este monstruoso ser proviene de la descendencia de Loki como padre y la gigante Angrboda, que dio a luz otros seres gigantes como el lobo Fenrir, el cual vemos acompañando a la malvada Hela en la película “Thor: Ragnarok”.

La serpiente Jörmundgander fue desterrada al conocerse las cosas terribles que haría. Es por ello que Odín lanzo a Jörmundgander a lo más profundo de los océanos de Midgard, llegando incluso a decirse que la gigantesca serpiente podría rodear el mundo entero al morderse la cola.

Loki en uno de sus muchos viajes, acompañado por su hermano Thor, terminó llegando al reino del gigante Útgarða-Loki. Éste quería divertirse, así que les propuso una serie de pruebas para demostrar que los gigantes eran mucho más poderosos que ellos en todos los aspectos.

Es así como se le impuso a Thor el reto de levantar a un gigantesco gato, el cual no era otro que Jörmundgander disfrazado. No obstante el dios del trueno se las ingenió para levantar una de sus cuatro patas, dado que levantar a la colosal serpiente era totalmente imposible. Sin embargo, esta proeza es uno de los actos más impresionantes conseguidos a manos de un dios.

Nada podría pararla ahora, pues el destino del Ragnarok ya estaba escrito. El grandioso dios del trueno Thor era su enemigo directo y rival a batir.

Llegaron a enfrentarse hasta en tres ocasiones. Las dos primeras convirtieron a Thor en némesis de Jörmundgander.

La llegada del Ragnarok trajo consigo a Jörmundgander fuera de los océanos, en busca de donde se encontrase Thor para luchar por fin con su gran enemigo al que había guardado gran odio y resentimiento.

En esta batalla épica, el dios del trueno consiguió por fin derrotar a su monstruoso adversario, pagando con su vida la hazaña conseguida, debido al veneno de Jörmundgander.

Debido a esta criatura, los vikingos se inspiraron para tallar cabezas de dragón en la parte delantera de sus barcos largos. Estos barcos se llamaban 'drakkar' (barcos dragón) y se usaban para infundir miedo en los corazones de sus enemigos cuando los veían acercarse en la distancia.


miércoles, 9 de septiembre de 2020

MITOS DE DRAGONES


Origen del mito del dragón

Hay varias teorías sobre el origen del mito del dragón. Estas teorías van desde la inspiración en criaturas existentes hasta formas de vida no descubiertas y restos fósiles. Hay quienes también creen que estas serpientes gigantes fueron creadas como una forma de demostrar el poder de ciertas deidades religiosas.

Mitos de dragones inspirados en criaturas existentes

Una de las respuestas más obvias a lo que inspiró el mito del dragón es simplemente que las criaturas existentes inspiraron las historias. Esta teoría es un candidato probable, especialmente cuando se analizan historias como "Thakane, la princesa Dragón Slayer". Para la mayoría de los que conocen esta historia, es evidente que el dragón de agua en cuestión es en realidad un cocodrilo. Otras criaturas que se cree que inspiraron varias historias incluyen serpientes, anguilas y lagartos.

También hay quienes creen que la inspiración puede haber venido de una especie de reptil desconocido, aunque cabe la duda de que una especie de un tamaño tan grande pudiera haber sobrevivido hasta nuestros días sin ser descubierta, sigue siendo una teoría aceptada.

Mitos de dragones inspirados en restos fósiles

También hay quienes creen que nuestros antepasados ​​pueden haberse inspirado en los restos fósiles de dinosaurios y otro tipo de megafauna cuando crearon sus cuentos. Esta es otra teoría popular, especialmente porque muchas de las culturas con cuentos de dragones se encuentran en áreas donde se han descubierto muchos fósiles.

Mitos del dragón inspirados en la religión

Otra teoría es que la religión podría haber inspirado los mitos del dragón. Esto se debe en parte a que era muy común que las culturas de Mesopotamia y del Cercano Oriente tuvieran historias de dioses de la tormenta que vencían a las poderosas bestias serpiente. Uno de los mitos más populares que ha sobrevivido en la actualidad es la historia de Yahvé y su batalla profetizada con Leviatán.

Mitos del dragón inspirados en el miedo

Por último, pero ciertamente no menos importante, también es posible que nuestro propio miedo e instintos primarios hayan inspirado las leyendas. Muchos científicos plantean la hipótesis de que los humanos pueden tener un instinto de miedo preprogramado hacia las serpientes y otros reptiles. Esta teoría, combinada con los lugares donde se decía que existían los dragones (océanos, lagos, cuevas oscuras y otros lugares peligrosos) podría sugerir que los mitos de los dragones se crearon como una advertencia para el hombre.




lunes, 7 de septiembre de 2020

ALEJANDRO MAGNO, HADAS Y SERPIENTES


Hay que hacer una aclaración en lo que los antiguos llamaban propiamente serpientes, serpens, las cuales, según ellos, no diferían de los dragones sino por su menor talla y más todavía por su picadura mortal. Las distinguían en varios géneros, pero sólo tres eran célebres, a saber: el basilisco, el áspid, que es nuestra víbora, y la serpiente propiamente dicha, que es nuestra culebra.

Puede haber confusión cuando se trate de determinar si la serpiente de que Alejandro el Grande se vanagloriaba de ser hijo, a causa del sueño de su madre Olimpia, pertenecía a la clase de las culebras o a la de los dragones. 

Alejandro creía haber zanjado la cuestión diciendo que esa serpiente era un dios. Pero si mi opinión pudiese tener algún valor, diría que me inclino a creer que debía ser un reptil venenoso, ya que engendró a un conquistador; luego se podría alegar aún otra razón, aunque menos directa, y es la siguiente:

Los reptiles venenosos poseen la singular facultad de fascinar con su mágica mirada a los animales que han de ser su presa, de modo que esas pobres y estúpidas víctimas van por sí mismas a arrojarse en su emponzoñada boca.

Hasta los hombres mismos están sometidos al poder de este encanto, si hemos de creer a ciertos viajeros. Uno de éstos, especialmente, cuenta ese fenómeno, del que él mismo experimentó el terrible efecto: a pesar suyo caminaba hacia la abierta boca de un boa, que le fascinaba con la mirada, y todos sus esfuerzos no bastaban a desviarle de la línea recta que le conducía a la garganta del monstruo. Felizmente para él, llevaba un fusil, y un fusil no se deja fascinar por el miedo como una curruca o un cobarde. Salió el tiro, y la explosión destruyó el mágico encanto, quedando en libertad, el boa y el viajero, de escapar cada uno por su lado.

De todos modos, los pueblos de la antigüedad sintieron siempre gran terror por las serpientes, y sólo por esta causa las divinizaron a menudo, o cuando menos las rodearon de gran veneración.

No se si podrá negar que los hombres tienen una innata tendencia a adorar todo lo que temen y a sembrar el desprecio y la infamia sobre todo lo que no les inspira temor. 

Los emperadores romanos, son un ejemplo, por ser considerados dioses durante su vida y arrastrados por el fango después de su muerte.

Las serpientes, pues, han desempeñado siempre un gran papel en la historia, hayan sido o no padres de reyes, como la de Alejandro.

Según Policiano, el carro de Saturno o del Tiempo, que todo lo devora, estaba tirado por serpientes; se representaba el emblema del tiempo por una serpiente que se muerde la cola; también se figuraba a la Sabiduría por uno de esos animales. El horroroso y petrificante terror se materializaba por una cabeza de Medusa cuya cabellera estaba formada de serpientes. Finalmente, el caduceo de Mercurio, dios del comercio y de la diplomacia, tenía dos serpientes entrelazadas, para demostrar que cuando se trata de un asunto comercial y diplomático, los dos bichos más venenosos pueden entenderse perfectamente y aun ayudarse, hasta que el uno devora al otro.

No hace aún mucho tiempo, se contaba que las hadas perdían todo su poder sobrenatural cierto día del año, y que durante ese día fatal se volvían serpientes o culebras, estando expuestas entonces, sin ningún recurso mágico, a todos los inconvenientes de una verdadera culebra, a la que cualquiera podía matar sin el menor inconveniente. Por esto tenían ellas buen cuidado de ocultarse en los retiros más inaccesibles, lo que no impedía que algunas veces les sucediesen accidentes.

Si una persona era bastante caritativa para acudir en su auxilio cuando un maligno muchacho las tiraba de la cola o cuando un grosero labriego se preparaba a aplastarles la cabeza con una piedra, etc., esa persona, según su sexo, se casaba necesariamente con un príncipe o una princesa, se volvía rico y feliz para toda su vida, y tenía muchos hijos, lo cual miraban las hadas como el complemento de la dicha perfecta.


domingo, 6 de septiembre de 2020

EL DRAGÓN Y EL ELEFANTE


En Tirinto, Siria, a lo largo de las riberas del Eufrates, las serpientes en otro tiempo no hacían ningún daño a los habitantes del país, pero mataban sin misericordia a todos los extranjeros.

Los mayores dragones se encontraban antiguamente en las Indias. Plinio, tan aficionado a los cuentos antiguos, da una descripción muy detallada del combate del dragón y el elefante.

Este último, dice, queda siempre vencido; pero el otro paga su victoria con la vida; he ahí cómo:

"El dragón se pone en acecho sobre un árbol, cerca del camino por donde ha de pasar el elefante; en cuanto éste se pone a su alcance, se arroja sobre él y se enrosca alrededor de su cuerpo; el elefante corre para frotarse contra los troncos de los árboles y las rocas con objeto de aplastar a su enemigo. Pero la sierpe es maligna, adivina la intención de su antagonista y le liga dos piernas con su cola, lo que le obliga a combatir allí mismo.

Con su trompa el cuadrúpedo logra desembarazarse los pies, pero en seguida la serpiente le rodea el cuerpo como con un cable; enlaza su cabeza y su cola de manera que forme como un nudo corredizo, y aprieta tan fuerte los lomos del elefante, que acaba por sofocarlo; mas el enorme cuadrúpedo, al caer, aplasta al dragón bajo su pesada masa".

Plinio, después de contar dos o tres maneras de combatir entre esos animales, se pregunta por qué estos dos gigantes de la naturaleza son enemigos y no dejan nunca de atacarse cuando se encuentran, y razona del modo siguiente: «Es, dice, porque el elefante tiene la sangre fría, y los dragones son muy golosos de esa sangre para refrescarse durante los calores.» 

Cuenta que hay muchos dragones en el país de los asaqueos, en Etiopía; que descienden varios a la vez hasta la orilla del mar, se enlazan unos con otros entretejiéndose, para formar una especie de tren o balsa, elevan las cabezas por encima del agua para que les sirvan de velas y bogan de este modo hasta Arabia.

Megastenio pretende que esas serpientes sólo pueden tragar entero un ciervo o un toro, y otros naturalistas tales como Valmont de Bouzare (Dict. de hist. nat.), apoyan esta opinión. He aquí cómo explican este hecho: 

"Las grandes especies de serpientes, tales como las boas y pitones, van a ponerse en emboscada cerca de un charco al que los búfalos acostumbran a acercarse: si hay un árbol cerca  o en la misma  misma orilla del agua donde van a refrescarse, la serpiente se enrosca al tronco con la cola, y deja flotar elásticamente su escamoso cuerpo sobre las ondas; pero si el árbol está muy lejos del charco, después de enroscarse en él extiende su cuerpo sobre una rama baja y lo deja colgante hasta cerca de tierra su cabeza y su larga cola.

En tal actitud permanece perfectamente inmóvil y al acecho, hasta que la casualidad conduce la presa a su alcance: entonces, sin abandonar el tronco del árbol que le sirve de punto de apoyo, se lanza sobre el toro, lo enlaza con sus anillos, le estrecha como con un cable y lo ahoga. Le atrae luego hacia el tronco del árbol, lo une a él enroscándose en torno de los dos, y continúa apretándolo, o más bien amasándolo hasta que ha roto los huesos y reducido las carnes a una especie de pasta encerrada en la piel como en un saco. Bomare dice que mientras el dragón ejecuta esta operación gastronómica, a distancia de una legua se oyen crujir los huesos del toro, y no creo que Plinio haya dicho jamás nada parecido.

Cuando el dragón ha reducido al toro a ese estado pastoso, se ocupa en prolongar todo lo posible el cuerpo del animal, a fin de disminuir su diámetro y tener más facilidad para engullirlo; enseguida lo cubre con una baba viscosa para volverlo más escurridizo, y luego lo traga de una vez, de igual modo que una gruesa culebra traga una rana".

Puede ser, como dicen nuestros viajeros modernos, que una boa haya sorprendido y derribado un mamífero demasiado grande, comparado con él, para que le sea posible tragarlo de un solo bocado. En tal caso, como no puede dividir su presa, engulle sólo la mitad; la otra mitad permanece en su boca hasta que ha digerido la primera, después de lo cual traga el resto. Hay que añadir que es muy fácil matarla a garrotazos cuando se encuentra en tal estado, porque esa penosa digestión la tiene entorpecida.

He aquí una historieta muy bonita de un viajero naturalista: Cazaba en un bosque de la India, cuando de repente percibió entre las malezas una cabeza de ciervo que le miraba: se aproximó suavemente para descubrir el cuerpo del animal con objeto de apuntarle al corazón; pero, con gran sorpresa suya, continuaba viendo la cabeza con una magnífica cornamenta y unos brillantes ojos fijos en él, sin poder descubrirle el cuerpo. En fin, a través del follaje y adelantando siempre con precaución, entrevió el cuello del ciervo, que se balanceaba sin cesar, como la cabeza y los cuernos; este cuello tenía cinco o seis pies de longitud y parecía, por su base, salir del suelo, o más bien de en medio de un espesor de cañas. El viajero, encantado de su descubrimiento, y no dudando que tenía a la vista una nueva especie de rumiante de grandes cuernos, pensaba ya darle el nombre de cervus longicollis, mihi, cuando llegado cerca del pretendido cervus, vio que era un enorme boa que hacía la digestión.

El reptil había engullido un ciervo, pero como no había podido tragar los cuernos, éstos se erguían a ambos lados de la boca, lo cual le asemejaba perfectamente a una serpiente cornuda. No le fue difícil a nuestro verídico viajero matar al entontecido animal.


SERPIENTES Y CULEBRAS


Las serpientes y las culebras que comen en Provenza con salsa picante, y que eran el principal alimento de los antiguos trogloditas, fueron divinizadas en Grecia, en Roma y entre los negros de África. 

Los hebreos, al abandonar su trigésimo cuarto campamento del monte Hor, entre Idumea y el país de Canaán, temiendo carecer de agua y molestados por las langostas que les caían del cielo como nubes, estallaron en violentas murmuraciones contra Moisés, por lo cual el Señor les castigó sembrando su camino de serpientes ígneas (Ígnitos serpentes), cuyas picaduras mataron a gran número de ellos. Por compasión de su pueblo arrepentido, Moisés, por orden de Dios, hizo levantar en el campamento, al extremo de una larga percha, una serpiente de bronce ante la cual se prosternaron y cuyo milagroso poder curaba a cuantos la miraban con devoción. 

Cuando no quedaron ya serpientes ígneas, destrozaron la de bronce cual lo harían actualmente. Esto que he dicho pertenece a la Historia sagrada y no es ningún cuento.

Los griegos, que tenían más delicadeza de ingenio que los judíos, adoraban también una serpiente. He aquí la leyenda:

"El dios de la poesía, Apolo, era pobre como un poeta, lo cual le obligó en su juventud a ser peón de albañil para no morirse de hambre. Tuvo un hijo de la ninfa Coronis, que fué Esculapio, y no pudiendo Apolo señalarle un dote, quiso cuando menos darle educación y una posición en el mundo.

Por aquel entonces sucedió, pues, que una enorme serpiente, probablemente una hidra, inspiró tal temor a Hipólito, hijo de Teseo, que perdió el corazón y la cabeza; se dejó caer de su carro, cuyos caballos se habían desbocado, y murió de resultas de las contusiones recibidas. Cuando hubo muerto, sus herederos pensaron en llamar al médico del vecino lugar, y justamente ese doctor resultó ser Esculapio. 

A lo que parece, los hijos de los dioses, como los hijos de los reyes, se verían muy apurados para ganarse el pan cotidiano si se hallaran abandonados a sí mismos, por lo cual Esculapio se hallaba en la mayor perplejidad, cuando encontró en su camino una hermosa culebra, verde sobre el lomo, amarillenta bajo el vientre. Tuvo con ella amigable conversación, pues en aquel tiempo las bestias hablaban, aunque no escribían, lo cual distingue a aquella época de la nuestra. La culebra enseñó a Esculapio el secreto de resucitar a un muerto, e Hipólito volvió a la vida.

Júpiter no es un político torpe; comprendiendo en seguida el peligro que existiría en resucitar a los hijos de reyes muertos, para dar ejemplo fulminó con sus rayos al pobre médico, que creía haber hecho una obra maestra. Pero a poco comprendió el rey del cielo que había estado un poco violento, y compadecido por las lágrimas y los ruegos de Apolo, resucitó a Esculapio y le convirtió en dios. El doctor, al subir al cielo; llevó consigo a su buena amiga la culebra, y ambos fueron a cobijarse en una constelación, que, a causa de ello, tomó el nombre de Serpentaria.

Esculapio descendía alguna vez sobre la tierra, y bajo la forma de serpiente, habitaba su templo en Epidauro y hacía oráculos que llegaron a ser célebres en el mundo y enriquecieron prodigiosamente a sus sacerdotes. Estos, para entretener la credulidad supersticiosa de los griegos, exponían algunas veces a la serpiente dios a la veneración del pueblo, mostrándosela llena de vida y de salud. Lo más curioso es que los romanos, cuando se apoderaron de la ciudad, rindieron grandísimos honores a la serpiente y pusieron grande empeño en llevársela a Roma, creyendo que continuaría obrando milagros. Pero como no se llevaron a sus sacerdotes, el dios se obstinó en permanecer mudo, y los romanos, fastidiados de su silencio, acabaron por arrojarlo al Tíber.

Por lo demás, la culebra de Esculapio es un hermoso animal, del todo inocente, que alcanza de seis a siete pies de longitud: se encuentra en el mediodía de Francia, en Italia, en todo el Sur de Europa y en África."

Es bastante singular que los negros de Juidah hayan escogido precisamente la misma especie para hacer de ella su gran fetiche. La alojan en un templo de cañas y, como en Epidauro, tiene sacerdotes y sacerdotisas para servirle y jovencitas para esposas; estas muchachas se llaman betas, y este nombre me parece bastante bien escogido. Cuando comienza a ajarse su juventud, su gran fetiche las desdeña, y entonces los sacerdotes las arrojan del templo y van en busca de otras, no siéndoles difícil hallarlas, gracias al método que emplean para ello. Armados de enormes rebenques, recorren la campiña acompañados de mujeres viejas, las cuales se arrojan sobre todas las hermosas jóvenes que encuentran, y si éstas oponen resistencia, las doman apaleando a las recalcitrantes.

Si parientes o amigos de las muchachas quieren impedir este rapto, acuden los sacerdotes en auxilio de las viejas sacerdotisas, derriban a garrotazos a los que se oponen y se llevan devotamente a las hermosas cautivas. 

En la gran Enciclopedia de Diderot y Dalembert, en la palabra Fetichismo, encontraréis este cuento de viejas...


SERPIENTES: MÁGIA Y TRANSFORMACIONES


En la antigua ciudad de Amiclea, en el reino de Napóles, se tenía tal veneración por las serpientes, que jamás mataban ninguna; por lo cual se multiplicaron tan prodigiosamente, que los habitantes se vieron obligados a abandonar la ciudad y a emigrar del país.

Todo el mundo conoce la historia de los magos de Faraón que trocaron sus varitas en serpientes, hecho sorprendente para aquella época. Pero los Ofiógenos, los Marsos y los Psillos de la antigüedad, los esnakemans de la India y los charlatanes del Cairo, actualmente, en nada les ceden, pues cambian las serpientes en varitas, a voluntad. En la India, los esnakemans pretenden gozar del poder de encantar al más peligroso reptil de aquellas comarcas, el terrible naia, o serpiente con anteojos; lo cierto es que lo manejan impunemente (probablemente después de haberle arrancado sus colmillos venenosos), lo domestican y le enseñan a ejecutar cierta danza, al son de su flauta.

Los charlatanes del Cairo domestican igualmente serpientes muy venenosas, tales como las escitalos, y hasta una especie más terrible aún, la hajé, que no es sino el áspid de los antiguos.

Después de hacerle dar, bajo su mando, gran número de vueltas más o menos singulares, anuncian a los curiosos que van a transformarla en un bastón y obligarla a hacer el muerto. En consecuencia, le escupen en la boca y la obligan a cerrarla, la tienden en el suelo y le ponen la mano sobre la cabeza mascullando palabras mágicas que nadie entiende ni ellos tampoco. Inmediatamente la hajé se pone derecha, inmóvil y tiesa como un bastón.

Cuando les acomoda hacerla salir de aquel estado cataléptico, le arrollan fuertemente la cola entre las manos, y el animal recobra el movimiento cual si saliera de un sueño letárgico.

M. E. Geoffroy Saint Hilaire, que creía mucho menos que nosotros en esos cuentos de viejas, sospechó si existiría un hecho fisiológico en aquel pretendido sortilegio, y sin temor a cometer un sacrilegio transformó él mismo una hajé en bastón sin palabras misteriosas y sin otra magia que apoyarle con alguna fuerza un dedo sobre la cabeza, cerca de la nuca.

Según parece, en la antigüedad, la hajé, o si se quiere mejor, el áspid, era, moralmente, mucho más perfeccionada que hoy.

He aquí un hecho relatado por Pilarco y citado por Plinio, autores respetables y de mucha autoridad entre los narradores de cuentos:

"Por descuido se había introducido un áspid en la casa de un egipcio; éste pudo matarlo, pero por compasión dejó de hacerlo y hasta le cuidó. El animal, reconocido, se aficionó sinceramente al egipcio y a su familia, permaneció en la casa y en ella nacieron sus pequeños. Existe un proverbio que dice: tales padres, tales hijos; y esta historia prueba que el tal proverbio puede mentir...

Un día el áspid había aprovechado el buen tiempo para ir a dar un paseo por el campo, y durante su ausencia, uno de sus pequeñuelos mordió a un hijo de su huésped, de cuyas resultas murió el infeliz casi inmediatamente. Cuando el áspid regresó de su paseo se enteró de la espantosa noticia, y tan grande fue su dolor, que de resultas por poco se muere. En su justa severidad juzgó que la ingratitud de su hijo merecía la muerte, y le mató con sus propios dientes, abandonando luego para siempre la casa en compañía de sus demás hijos".

Todos esos reptiles venenosos, naja, hajé, víbora, áspid, serpientes de cascabel, cerasto cornudo, etc., etc., cuya mordedura causa la muerte en pocos minutos, son el terror del hombre, rey de la naturaleza, y , sin embargo, todo su fatal poder de destrucción se aniquila ante el de una comadreja, un puerco o hasta de un débil pájaro.

En América, particularmente en Carolina del Sur, los puercos que se lleva a pastar a los campos, en los bosques, engordan particularmente de serpientes de cascabel, que persiguen y comen sin inconveniente, y esto no es ningún cuento. 

A orillas del Nilo, la mangosta, el marabú o rata de Faraón, se nutre casi exclusivamente de serpientes y otros reptiles. 

En Francia, una comadreja, gruesa como el puño, ataca sin vacilar a la mayor víbora y la come. Según los autores y los viejos narradores, este combate no está exento de peligro para ella; pero gracias a sus conocimientos en botánica, sale casi siempre en bien del apuro: en cuanto se siente mordida, suspende el combate, busca la planta llamada viborera (Echium vulgare, Lin.), se refriega sobre ella y se siente milagrosamente curada, volviendo al combate con nuevas fuerzas y nuevo valor.

Los negros del Senegal sienten gran veneración por el marabú, especie de cigüeña cuyas plumas sirven para adornar sombreros y complementos de moda. Esta ave, de fisonomía triste y fea y de andar grave, se pasea constantemente en torno de los pantanos para dar caza a las serpientes y a las culebras.

El secretario, otro pájaro del tamaño del marabú, con las piernas aun más largas y un pico corvo cual el de un ave de rapiña, se alimenta casi en absoluto de serpientes venenosas; pero sabe atacarlas con astucia para no ser mordido. Se le acerca de un salto, le da un vigoroso aletazo, se retira, y recomienza esta maniobra hasta que tiene aturdido al reptil, conseguido lo cual, le coge con sus patas largas y cubiertas de escamas, se eleva más o menos en los aires, lo deja caer sobré la tierra o sobre las rocas, y lo come cuando ha muerto en su caída.




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