Daenerys y el Dragón Azul

Juego de Tronos. Daenerys Targaryen, llamada Daenerys de la Tormenta, La que no Arde, Rompedora de Cadenas y Madre de Dragones.

Dragona Saphira

Película Eragon.

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jueves, 9 de septiembre de 2021

LOS REINOS DE LA NATURALEZA



"El sentimiento religioso natural de toda persona es ser todo-en-uno con la naturaleza. De este modo encuentra silencio, envergadura y contacto con el infinito, el espíritu que lo envuelve todo."

Los Reinos Naturales son más fuertes que nunca. Quien entra en contacto con ellos en el día a día, está cruzando el umbral que lleva al alma antigua y mágica de la naturaleza. Se une a la conciencia de la Tierra y se abre hacia otra forma del ser, que también puede ser de mucha ayuda en la realidad cotidiana. 

La naturaleza es inteligente y consciente de sí misma. Inteligencias superiores, que tratan con la unidad y conexión de todas las cosas, rigen los acontecimientos de la naturaleza. Los árboles y las plantas son guiados por una inteligencia que actúa igual que nuestro cerebro. Los animales también son guiados por fuerzas similares a las nuestras. Los minerales y las piedras son la masa que lo mantiene todo unido; están en contacto con reinos cósmicos superiores y más desarrollados. El tiempo y sus formas son regidos por los Seres del Aire. 

Nosotros estamos relacionados con todo a través de nuestro campo energético. Así influimos por ejemplo sobre los Seres del Aire, que a su vez influyen sobre nosotros. Todo está relacionado y tejido en el gran tapiz de la vida. Las formas de comunicación e intercambio con las inteligencias de distintos seres es diferente a la que hemos utilizado los últimos siglos. 

Las inteligencias, los seres, los mundos que coexisten con nosotros en este planeta utilizan un lenguaje universal, el idioma del alma: imágenes, símbolos, sonidos, colores, formas, luz y sombra, energía... 

Podemos sentir la presencia de otros seres si salimos del campo en el que nos movemos y abrimos todos nuestros sentidos, pues en realidad todo está unido. Todo es uno. Nada existe fuera de esta unidad. Todos compartimos el mismo aire, la misma agua, la misma tierra, el mismo calor, el mismo sol. Nada existe independiente de lo demás. Hasta que no aprendamos a reconocer, amar y atender de nuevo los reinos y dimensiones que existen en este maravilloso planeta, que en parte son más antiguos que los humanos, no podremos desarrollarnos plenamente como personas. 

Los seres nos llaman. Despiertan nuestra naturaleza viva. Intentan alcanzarnos por todos los medios. Están esperando que nos dirijamos de nuevo a ellos. Al igual que nosotros los necesitamos a ellos, ellos necesitan acercarse a nuestra alma humana. Esto es muy importante, ya que afecta a nuestra supervivencia, curación y al desarrollo general de nuestro planeta y sus habitantes. Podemos dejarnos guiar por esta llamada. El que se dirige hacia la senda de su alma y camina mano a mano con las fuerzas de la naturaleza estará protegido, será gratificado y experimentará la plenitud del ser, la unidad y la conexión. En toda prueba gobiernan las fuerzas del cielo y la tierra. 

Mi mayor deseo es que el corazón de los seres humanos se abra de nuevo a las otras dimensiones y reinos; que se muestren senderos y que las personas encuentren el camino hacia ellos; que nuestra percepción se amplíe hacia las múltiples formas que habitan en este planeta. 

Los seres naturales siempre están en todas partes. Se muestran en situaciones inesperadas y curiosas. Sus respuestas a nuestras preguntas a menudo son poco comunes, pero hacen referencia al verdadero origen del mundo. 

También los medios reflejan el nuevo desarrollo. Libros y películas de éxito como El señor de los anillos o Harry Potter abren los corazones y dejan fluir nuestro amor por estos seres, aunque no estemos preparados para reconocerlos como una realidad paralela. Cuando aparece el amor hacia estos otros seres, se abre lentamente un nuevo umbral de nuestro interior. El amor y la fe son las llaves que nos posibilitan el contacto y la experiencia con estos reinos, en los que en algún momento crece la comprensión, el conocimiento y la sabiduría.

"Observad de nuevo el mundo con los ojos de un niño."

Quien no puede amar y no tiene fe siempre encontrará las puertas cerradas, a pesar de que éstas siempre están dispuestas a abrirse. No porque no existan otros mundos, sino porque su puerta interior está bloqueada. Hay personas que quieren permanecer encerradas en su realidad, porque, por ejemplo, tienen miedo a su propia sombra. Pero también en este caso no hay que perder la esperanza. 

Muchas personas en los últimos tiempos han experimentado vivencias con otras realidades que no pueden asociar fácilmente a su imaginación. Estas experiencias transforman su vida y su punto de vista respecto a ella. Los mundos del alma son grandes, amplios y todo es posible en ellos. 

«No existe, no existe aquí», dirían los habitantes del pueblo diminuto riéndose y dándose palmadas en los muslos. ¡Zack! Y luego desaparecen. 

Y tú te preguntas: ¿era verdad o era un truco? 

Ven y sígueme hasta los cuentos y descripciones mágicas, hacia las entradas y accesos.



lunes, 6 de septiembre de 2021

LOS LIBROS SAGRADOS DE LA NATURALEZA



Las indicaciones del Creador están escritas en nuestro corazón y pensamientos, en los Libros Sagrados de la Naturaleza que cada uno puede leer para sí mismo. Cada día, en las pequeñas creaciones, en las hierbas y árboles, en las cosas que crecen, en el viento, truenos y lluvia, en los mares, lagos y ríos, en las montañas, rocas y arena, en la presente fuerza del sol, en la magia de la abuela luna, en los secretos de las estrellas.

Todas estas cosas espirituales son nuestros maestros. También nosotros tenemos seres celestiales en nuestro interior. Éstos nos pueden mostrar la sabiduría de nuestro corazón.

El Creador nos ha dado el saber de la belleza y el amor, y la alegría y paz en nuestro corazón. Con este tesoro podernos abrirnos a la esencia de todas las cosas, para que nos enseñen y nos guíen por el buen camino.

La naturaleza

Cuando éramos niños, pasábamos mucho tiempo en el exterior. Gracias a eso, pude iniciar mi relación con la naturaleza con tranquilidad y profundidad. 

En la adolescencia, nos juntábamos a menudo en grupos y dormíamos fuera, en tiendas de campaña. Nuestro tiempo transcurría en constante contacto con la naturaleza. 

De más mayor empecé a viajar: India, Nepal, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, América, África, Tailandia... Casi siempre hacía estos viajes sola, pero a veces alguien me acompañaba. Como normalmente sólo teníamos los billetes de avión, el resto del viaje era una aventura. De esta manera los acontecimientos que nos deparaba el viaje estaban abiertos y podíamos fluir con ellos. Por esta razón no era excepcional que a menudo tuviera que dormir fuera, en una tienda de campaña. 

A veces me sentía feliz por el simple hecho de haber superado la noche y el miedo. A veces disfrutaba de la oscuridad de la naturaleza hasta que me dormía. A veces celebraba la nocturnidad en la naturaleza, me sentía protegida y unida a ella. Vivía acontecimientos increíbles e inolvidables, tenía encuentros, sueños, y experiencias profundas, según mi estado de ánimo, las circunstancias, el lugar, los seres y las personas con las que compartía el lugar. Más tarde averigüé que todo esto tenía que ver con la resonancia interior: nadie llega a un lugar por casualidad y vive en él determinados acontecimientos; siempre es un espejo del estado interior de uno mismo. 

Lo que viví y descubrí en la naturaleza es un sentimiento profundo y religioso. Sentía que formaba parte de algo mayor. Me sentía «todo en uno». Cuando por las noches pasaba horas mirando el cielo estrellado, comprendía que la Tierra es un planeta diminuto en el universo infinito, que gira sobre sí misma y alrededor del Sol junto a otros planetas.

Y sobre todo entendía que estamos ligados a las estrellas. En Ecuador y en Nepal las estrellas parecían estar muy cerca; en Alemania, mucho más lejos. Averigüé y comprendí que la naturaleza es más grande y poderosa de lo que podemos llegar a imaginar, y que todo tiene su lugar, su tiempo y su función especial. Cuando estaba tumbada bajo viejos árboles, reconocía templos, catedrales y torres celestiales en una medida y tamaño que no encontraba en el mundo de los humanos. A menudo sentía un respeto profundo, descubría una Santidad y me invadía una gran sensación de amor hacia este planeta, hacia sus seres, sus paisajes y su naturaleza. Me sentía bendecida, protegida, obsequiada, ligada, unida y bien tratada. 

A través de la naturaleza he llegado a comprender muchas escrituras sagradas, verdades y mensajes de los maestros. Ella lo une todo. Todos vivimos y nos transformamos en ella. En la naturaleza no hay separación, diferencias, valoración. Todo el mando puede ser feliz o no. Influyen las leyes cósmicas. Muchas veces nos alimentados en la fuente original y nos encontramos de nuevo en el paraíso; a veces deambulamos por el desierto, a veces después de una subida nos vemos obligados a bajar, pero donde acaba la noche empieza el día. A veces éste es muy frío y amenazante, luego vuelve a ser suave, caliente y seguro. Podemos dividir el agua y atravesarla en vez de hundirnos en ella. 

La naturaleza es interior a la vez que exterior, y se encuentra en todas partes. La naturaleza es para mí una gran maestra y una escritura sagrada viva. Formamos parte del círculo de los humanos, pero además existen en La Naturaleza más círculos y mucho más antiguos. Cuando veo montañas maltratadas y cómo los humanos viven entre ellas, cuando veo desiertos de guijarros, ríos alineados creados por seres humanos en un momento de locura, cuando oigo hablar de experimentos atómicos, cuando veo una fuente de piedras preciosas que se ha partido por la mitad, en vez de permanecer en el templo de la naturaleza, donde hubiera podido visitarse en su estado puro, y todo esto motivado por el poder y la ambición, siento dolor. Es el dolor de la humanidad. Cambios climáticos, inundaciones, desprendimientos de tierra, terremotos, todo esto no es una venganza de la naturaleza sino más bien las consecuencias del comportamiento humano.

La Madre Naturaleza nos cuida y nos guía si nos preparamos para entrar en contacto con ella, si escuchamos sus consejos, reconocernos sus señales, prestamos atención a sus seres y la tratamos con amor. Ésta ha sido mi experiencia hasta ahora. Yo creo en la naturaleza, pues es más fuerte y poderosa de lo que nos imaginamos. Su fuerza de autocuración es increíble. Se la puede herir pero no destruir. Lo mismo pasa con nuestra alma. Las personas que están muy unidas a la naturaleza siempre encontrarán el camino correcto hacia sí mismas. Hasta aquí mis experiencias en y con la naturaleza. En este ámbito, los cuentos son buenos guías.


JUEGO DE TRONOS

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