Daenerys y el Dragón Azul

Juego de Tronos. Daenerys Targaryen, llamada Daenerys de la Tormenta, La que no Arde, Rompedora de Cadenas y Madre de Dragones.

Dragona Saphira

Película Eragon.

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viernes, 17 de septiembre de 2021

GEORGE R. R. MARTIN. JUEGO DE TRONOS


Parece una ironía que George Raymond Richard Martin empezara a escribir grandes epopeyas fantásticas porque su imaginación se veía coartada por el medio televisivo.

El veterano de la televisión empezó a sentirse frustrado por todas aquellas restricciones. Dice que «se quejaban de que mis guiones eran demasiado largos y demasiado caros. Siempre tenía que recortarlos. Había demasiados personajes y matte painting. No podíamos tener todos aquellos decorados pintados ni la gigantesca escena de batalla que había escrito porque solo podíamos permitirnos doce extras. Así que cuando volví a los libros, me dije: 

“Ya no volveré a preocuparme por nada de eso. Voy a escribir una historia que será tan gigantesca como yo quiera. Voy a tener centenares de personajes, batallas descomunales, paisajes y castillos magníficos; todas las cosas que no podía hacer en televisión, voy a hacerlas en esos libros, y espero que le guste a la gente.” Y ahora estamos haciéndolo para la televisión. Pero afortunadamente son David y Dan [Benioff y Weiss] los que tienen que resolver todos los problemas, no yo».

Martin nació en Nueva Jersey el 20 de septiembre de 1948, en un complejo de viviendas de protección oficial cerca de los muelles de Bayonne. Desde que era muy pequeño estaba claro que tenía una gran imaginación, la cual le permitía vender historias de monstruos a los niños del barrio para ganarse algo de dinero. Cuando murieron unas tortugas que tenía, escribió una historia de un reino mítico en el que las tortugas se mataban entre sí para hacerse con el poder. En unas declaraciones a la revista Rolling Stone decía: 

«Yo tenía un mundo que medía cinco manzanas de largo. Mi casa estaba en la calle Primera y la escuela, en la calle Quinta, pero mi imaginación quería un mundo, así que leía sobre planetas lejanos, sobre la antigua Roma, sobre Shanghái y sobre Gotham City.»

Martin devoraba los cómics de superhéroes, sobre todo los de la Edad de Plata de la Marvel, a los que se les reconoce el mérito de haber añadido una sensación de realismo y una perspectiva más humana que la de sus invulnerables y un poco sosos predecesores. Ávido coleccionista, ahora tiene una enorme colección de títulos entre los que figuran los primeros números de Spiderman y Los Cuatro Fantásticos.

Tras haberse declarado objetor de conciencia para no tener que ir a la guerra de Vietnam, Martin estudió periodismo, al mismo tiempo que continuaba escribiendo para forjarse una carrera llena de éxitos. Fue nominado a dos prestigiosos premios Hugo, aunque no llegó a ganarlos. En 1976 ayudó a organizar la primera Fiesta Anual de Perdedores del Hugo.

Ha admitido el fracaso sorpresa de The Armageddon Rag en 1983: «Acabó con mi carrera de novelista, momentáneamente. [...] Crecer pobre como lo hice yo, un niño de

Más adelante Martin explicó que aquella decepción lo impulsó a volver a escribir libros: 

«En todo caso los libros siempre habían sido mi primer amor, así que aquel fue el momento en el que empecé a escribir lo que acabaría siendo Juego de Tronos.»

« Las viviendas de protección oficial de Bayonne, Nueva Jersey, te hace ser consciente de la facilidad con que puede desaparecer el dinero. Tardé un año en escribir The Armageddon Rag y me pagaron cien mil dólares por ella. Entonces pensé que podía ganar cien mil dólares al año, lo cual fue un error enorme. Me compré una casa y un coche nuevo, pero el libro no se vendió nada. Tuvimos que pedir una segunda hipoteca y empecé a pensar en cómo me las arreglaría para pagar mis deudas.» 

Lo que hizo fue recurrir a la televisión, que lo contrató para revitalizar La dimensión desconocida y para que le diera un nuevo enfoque al clásico La bella y la bestia, protagonizado por Linda Hamilton, la actriz de Terminator. En 1987, su novela corta Nightflyers fue adaptada en un largometraje titulado Nightflyers, La nave viviente.

Hablando de su época en Hollywood al Chicago Tribune, dijo: 

«Había cosas que me encantaban y cosas que odiaba. Pero lo que estuvo muy bien de aquellos cinco años fue que yo formaba parte de una plantilla de escritores que generaban los guiones de las series que se estaban emitiendo. Yo escribía un guion y lo reescribíamos; a veces había enfrentamientos con la cadena o con el estudio o con los censores, pero, al final, las cosas se resolvían de una manera o de otra y entonces la serie pasaba ante la cámara. Luego, un par de semanas después estaba en antena y la veían millones de personas.»

Sin embargo, cuando empezó a desarrollar su propia serie Martin empezó a sentirse frustrado por el proceso: 

«Y aquel era el proceso al que digamos que acabé habituándome, pero durante los segundos cinco años que estuve allí había llegado a un punto que hacía pilotos, hacía largometrajes, hacía desarrollo... El acuerdo que tenía con la Columbia abarcaba todo; por algo lo llaman el infierno del desarrollo. Me encontraba escribiendo guiones y trabajando en algo durante un año o, a veces, dos y de pronto: “No, ese no vamos a hacerlo. No, la otra cadena está haciendo algo similar. ¡Ah!, tenemos otra serie que nos gusta más.” Así que te habían pagado un montón de dinero, pero aquellos tipos de la sala eran las únicas personas que lo verían. Decidí que no podía seguir haciendo eso. Era demasiado frustrante. Me estaba sacando de quicio.

»Es posible que lo más frustrante fuera el piloto que más cerca estuvo de grabarse. Escribí un guion titulado Doorways, quizás el único de los que escribí que llegó a grabarse, y a todo el mundo le encantó. Era para la ABC. Iban a emitirlo y encargaron seis guiones de reserva, lo que por aquel entonces era un pedido enorme para ese tipo de guiones. Entonces hubo cambios de personal; algunos ejecutivos se fueron y a otros los ascendieron, y, de pronto, ya no estábamos en antena: me encontraba de nuevo en la casilla de salida. Escribí unos cuantos pilotos más y todo eso, pero que Doorways no consiguiera llegar a estar en antena me quitó las ganas de seguir.»



jueves, 9 de septiembre de 2021

GUERRA DE LAS ROSAS. JUEGO DE TRONOS


R. R. Martin estaba cansado de novelas de fantasía que no eran más que imitaciones de Tolkien escribiendo una especie de La Edad Media en Disneylandia. Gran aficionado a la historia, dijo: «Quería coger esas dos hebras: la magia y el prodigio, por un lado, y la imaginación de la fantasía, por otro, y combinarlas con un poco de la crudeza, el realismo y la complejidad de la ficción histórica.

»Conocí el Muro de Adriano en 1981; era la primera vez que ponía los pies en el Reino Unido y, de hecho, creo que la primera vez que salía de Estados Unidos. Estaba viajando con mi amiga Lisa Tuttle, que colaboró conmigo en la novela Refugio del Viento. Lisa se había ido a vivir al Reino Unido y se había casado con un británico, y me estaba enseñando los lugares más significativos. 

Íbamos en coche y llegamos al Muro de Adriano al ponerse el sol: el día estaba llegando a su fin, así que todos los autocares de turistas estaban listos para marcharse; la gente subía a los autocares y se iba porque estaba a punto de oscurecer. Teníamos el muro para nosotros solos, lo cual era estupendo. 

Estábamos en otoño y hacía un día frío, limpio. El viento soplaba y me subí al muro: fue impresionante, una experiencia profunda que se me quedó dentro. Unos diez años después empecé Hielo y Fuego, y aún tenía aquella visión y la sensación de que me gustaría escribir una historia sobre la gente que custodia el fin del mundo.»

Martin continuó describiendo el efecto que el Muro de Adriano tuvo sobre sus ideas y el impacto que tiene la influencia histórica en su escritura: 

«Pero, por supuesto, en la fantasía siempre juegas con todo. La fantasía es más grande y más colorida, así que un muro de tres metros de altura no me iba a servir. Mi muro mide doscientos metros y es de hielo; y las cosas que salen del norte son mucho más aterradoras que los escoceses o los pictos, que es de lo que tuvieron que preocuparse los romanos.»

El medievalismo influyó enormemente sobre Martin, sobre todo el período entre 1455 y 1487, el de la guerra de las Dos Rosas. En ese intervalo se sucedieron varias guerras entre la Casa de Lancaster y la Casa de York, cuyos emblemas eran, respectivamente, una rosa roja y una rosa blanca, que son las que dan nombre al acontecimiento histórico.





martes, 7 de septiembre de 2021

LOS LIBROS DE CANCIÓN DE HIELO Y FUEGO



Canción de Hielo y Fuego es, para, George R. R. Martin, autor de esta saga la cumbre de su obra: 

«Es lo más grande que he hecho y es el libro más ambicioso que he escrito en mi vida», dijo.

La historia comenzó en 1991, cuando se encontraba escribiendo otro libro. Al hacerlo,  se le ocurrió de repente la imagen de unas criaturas llamadas Huargos y esa imagen se amplió deprisa, hasta que en poco tiempo tuvo el primer capítulo en la mente: «Entonces escribí el segundo capítulo y el tercero, y de pronto supe que me había metido de lleno en ello. Al principio pensaba: “Esto es un relato” o “¿Es una novela corta? No, va a ser un libro; va a ser una trilogía”.»


Esa decisión de que fuera una trilogía la tomó aquel mismo año 1991: «Desde Tolkien, las trilogías han sido una fórmula apreciada en la fantasía. Pero entonces me surgieron asuntos con Hollywood y la guardé en el cajón durante un par de años mientras hacía pilotos y ese tipo de cosas. Cuando volví a cogerla en 1994, la vendí como una trilogía; pero entonces, mientras estaba terminando aquel primer libro, me quedó claro que no conseguiría llegar al sitio donde quería al final de todos esos miles de páginas, así que empecé a hablar de cuatro libros; y en cierto punto del proceso empecé a hablar de seis libros. Pasé limpiamente por encima del cinco, nunca pensé que serían cinco. No escribo las cosas con sangre, pero siete suena bien. Siete dioses, siete reinos, siete libros... Hay una cierta elegancia en ese número que me gustaría conservar. Y cuando has establecido eso, lo principal es contar la historia, no pisar el acelerador o comprimirlo todo.»

Una parte del atractivo de la serie es que cada capítulo adopta un punto de vista diferente, lo que hace que los personajes pasen de héroe a villano y viceversa a medida que vamos oyendo los pensamientos interiores de la gente. Martin explicaba: «Todos tenemos razones para hacer lo que hacemos, incluso aquellas que podrían parecer malvadas vistas desde fuera. A veces se basan en suposiciones erróneas, o en un egoísmo innato o en compulsiones psicológicas, pero siguen siendo razones. Algunas de mis historias de ciencia ficción tratan ese tema de la telepatía. Si pudiéramos leer la mente de los demás, ¿iríamos al amor y la comprensión universales o a la repugnancia universal?»

El primer libro de la saga fue bien recibido y los críticos elogiaron Juego de Tronos por ser más que una mera epopeya de espada y brujería. Ganó varios premios y en 1997 obtuvo el premio Locus. 

El segundo, Choque de Reyes, salió al mercado en 1998 y ganó el prestigioso premio Locus de ciencia-ficción; asimismo fue elogiada por la crítica. 

El tercer libro, Tormenta de Espadas, se publicó en el año 2000, precedido por una novela corta titulada Camino de Dragón, una compilación de algunos de los capítulos sobre Daenerys Targaryen. Para la tercera temporada de la serie, los productores desestimaron su idea de hacer una temporada televisiva por cada libro y dividieron el descomunal tomo en dos temporadas. De la misma manera, en algunos países se dividió la edición de bolsillo en dos volúmenes; el primero fue Nieve y Acero y el segundo se tituló Sangre y Oro. 

En Francia llegaron al extremo de dividirlo en cuatro volúmenes. Tormenta de Espadas fue candidato al muy prestigioso premio Hugo, pero perdió ante Harry Potter y el cáliz de fuego, de J. K. Rowling. La historia continúa la saga de los cinco reyes y el regreso de Daenerys a Pentos con sus planes para invadir los Siete Reinos. Además, contiene una de las escenas más comentadas de la serie: la Boda Roja (que ya se ha analizado a fondo en las páginas 21-25). Tormenta de Espadas se situó en el número 12 de la lista de los más vendidos de The New York Times.

La idea de Martin era que su siguiente libro fuera más corto y más parecido al anterior, Choque de Reyes. En principio Danza de Dragones se esperaba para cinco años después de Tormenta de Espadas, pero el autor se dio cuenta de que eso no les iba bien a ciertos personajes y escribió Festín de Cuervos, que así fue el cuarto libro de la saga. Martin había eliminando el vacío de cinco años y la acción continuó con el quinto libro: Tormenta de Espadas.

La historia de Festín de Cuervos era orgánica, lo que la hacía difícil de controlar. El libro no tardó en ser más largo que Tormenta de Espadas y no estaba acabado. Martin era remiso a eliminar parte de la historia y a recortar los personajes. Los editores querían dividir el libro en dos partes, pero Martin no acababa de verlo claro, ya que tenía la sensación de que la primera parte carecía de la resolución para con sus personajes con la que estaban familiarizados sus fans.

Entonces un amigo le sugirió que, en vez de partir la historia en dos volúmenes, la dividiera geográficamente en dos partes: la primera sería Festín de Cuervos y la segunda, Danza de Dragones. Eso significaba que podía aplazar las trayectorias inacabadas de algunos personajes y trasladarlas al siguiente libro. Sobre esa división, Martin ha dicho: «Lamento haber tenido que partir el libro, pero como tenía que hacerlo, era mejor, por diversas razones, atender al criterio geográfico que al cronológico.» Se publicó en 2005 y fue directamente a los primeros puestos de las listas de ventas. Martin pasó a ser conocido como «el Tolkien americano».

Como era de esperar, la partición de la historia hizo que el destino de algunos de los personajes quedara sin resolver, pero el autor había declarado que el quinto libro saldría al mercado al año siguiente Sin embargo, se fue retrasando y, de hecho, transcurrieron seis años hasta que se publicó Danza de Dragones. Mientras tanto, HBO compró los derechos y empezó el trabajo de escritura de un guion, se dio el visto bueno a la grabación de un piloto y, por fin, se emitió la serie.

Los últimos dos libros prometen ser igual de largos, si no más. La penúltima entrega llevará por título Vientos de Invierno y el séptimo se titulará Sueño de Primavera. Parece que ese será el último libro, pero Martin ha dicho que él es firme sobre el final de la saga solo hasta que decida no serlo. 

Aunque escribe con la trama argumental muy clara en su cabeza, Martin es un autor que permite que la historia vaya desarrollándose conforme progresa. Hablando con la revista Rolling Stone, contaba: «Veo dos tipos de escritores: los arquitectos y los jardineros. El arquitecto, antes de clavar un clavo en una madera, tiene todos los planos y sabe cómo va a ser la casa y por dónde van a pasar las cañerías. Después están los jardineros, que cavan un hoyo en el suelo, plantan una semilla y la riegan, a veces con su sangre, y después sale algo. Saben qué es lo que han plantado, pero aun así hay muchas sorpresas. Hay escritores que son puramente una cosa o la otra, arquitecto o jardinero, y yo estoy mucho más cerca del jardinero. Sé cómo va a terminar la saga y conozco el destino de todos los personajes principales, pero hay un montón de personajes menores y de detalles que voy encontrando a lo largo del viaje. Para mí, como lector y también como escritor, lo que importa es el trayecto, no el destino final.»

Por otra parte, el propio Martin explicó que le gustaba utilizar la metáfora de un viaje: «Si salgo de Nueva York con destino a Los Ángeles, puedo mirar un mapa y saber que voy a pasar por Chicago y luego por Denver. Pero eso no significa que sepa lo que hay detrás de cada curva del trayecto, dónde va a haber un desvío o un autoestopista. Voy descubriendo cosas así en el trayecto, y en eso, para mí, es donde está el placer de escribir.»

Además, les ha contado a Benioff y Weiss los puntos principales del argumento, por si acaso le sucede algo, pero no permitirá que otro escritor concluya su novela: «Mis fans me señalan constantemente que soy mortal. Me escriben cartas preguntando qué planes he hecho para cuando muera y quién va a terminar la serie. No entra en mis planes morirme pronto. Tengo algunos problemas de salud propios de la edad, pero, en general, estoy bastante sano. Espero vivir aún unos veinte años, más o menos, tiempo de sobra para escribir; y quién sabe cómo habrá avanzado la medicina para entonces. Puede que sea inmortal; eso me gustaría.»

Cuando en el año 2005, tras terminar Festín de Cuervos, corrió la voz de que ya había acabado de trabajar en Danza de Dragones, Martin no hizo nada por rebajar las expectativas de los fans. Declaró para Entertainment Weekly: «Es un error muy extendido. Acabé algunas partes de Danza de Dragones en 2005, cuando terminé de escribir Festín de Cuervos, pero no era como si tuviese dos libros enteros. Tenía un libro entero y otro que estaba parcialmente escrito. Hice una estimación de lo que tardaría en convertir aquellos fragmentos en un libro completo y, lamentablemente, el cálculo fue demasiado optimista. ¿Qué puedo decir? He necesitado mucho más tiempo.»

Hay rumores de que la serie de televisión acabará adelantando al libro, pero eso no le preocupa a Martin. En 2012 le contó a la revista Rolling Stone: «Voy bastante por delante, pero contacten conmigo dentro de un año, porque podría ser que entonces mi respuesta sea otra. Tengo entre manos otros proyectos que me ocupan mucho tiempo y necesito hacer limpieza para poder concentrarme en los libros. He de aprender a decir no cuando la gente viene a pedirme un relato o un prólogo. La semana pasada me la pasé entera escribiendo la introducción de tres libros distintos. La verdad es que soy un escritor lento, haga lo que haga, tanto si se trata de una gigantesca epopeya fantástica como si debo escribir un prólogo. “Esto solo son mil palabras, puedes liquidarlo en una tarde.” No, no puedo, me tiraré tres días dándole vueltas.»

En otra entrevista añadió: «Ha sido un largo viaje. Creo que estoy empezando a verlo, pero sigue siendo un túnel muy largo. El original del último libro tenía mil quinientas páginas y me parece que cada uno de los dos siguientes será por lo menos igual de largo; eso son tres mil páginas más que todavía he de escribir, que es una cantidad notable de escritura. Voy escribiendo un capítulo tras otro, una escena cada vez, una frase después de otra, y no me preocupo por el resto. Paso a paso, tarde o temprano, el viaje me llevará allí.» En otra ocasión, bromeó: «Dos libros grandes: mil quinientas páginas de manuscrito cada uno, eso son tres mil páginas. Creo que eso me da un margen. Y si me veo muy apurado, como ya hice aparecer aquel cometa rojo, puedo hacer que choque con Poniente y acabar con todo.»

Mientras sus fans están impacientes por leer su nueva obra, Martin tiene su propia manzana de la discordia literaria porque considera que los autores de género todavía no son reconocidos como merecen: «Yo no utilizaría el término “intelectuales literarios”, que es una especie de elitismo al revés, pero creo que la fantasía y la ciencia ficción son una parte legítima de la literatura. Me parece que hablo en nombre de la mayoría de los escritores de fantasía y ciencia ficción si digo que para cualquiera que trabaje en este género es un continuo fastidio que cada vez que se produce una gran obra anden los críticos diciendo “pero eso no es ciencia ficción, es demasiado bueno”. El último ejemplo es Cormac McCarthy y La carretera. No hay duda de que es un libro de ciencia ficción y, sin embargo, está ganando un montón de premios y la gente dice que es ciencia ficción. Bueno, es literatura y es ciencia ficción. Es un caramelo para la tos, pero sigue siendo un caramelo.»

Martin ya ha detallado cuáles son sus planes para el futuro en cuanto concluya su épica saga. «Cuando haya terminado Hielo y Fuego podría escribir una novela de ciencia ficción. Nunca he dejado el terror y no voy a dejar la fantasía. Me encanta escribir historias policíacas de suspense, así que puede ser lo próximo que haga. Lo que no quiero es que me digan que me siente y siga produciendo lo mismo por los siglos de los siglos. Eso sería aburrido.»



lunes, 6 de septiembre de 2021

JUEGO DE TRONOS: GUIÓN Y ADAPTACIÓN


Era imposible llevar a la pantalla la saga de fantasía Canción de Hielo y Fuego; eso opinaban muchas personas y no es un detalle menor que entre ellas se contara su propio creador, George R. R. Martin. Era demasiado densa, tenía demasiados personajes y había demasiadas subtramas argumentales para que fuera posible entretejerlas todas en una película de tres horas. La palabra clave era «demasiado» y quitar algo sustancial era como manipular un castillo de naipes: un solo roce hace que todo se desmorone.

Además, había que pensar en los fans. La devoción no es incondicional y cortar rebanadas enteras de texto para hacer una película que llevara el título de la saga pero no su corazón hubiera despertado una reacción tan rápida como virulenta. Por otra parte, los lectores de esta saga no son los típicos del género. Martin le ha suministrado a la fantasía una inyección de literatura general, gracias al ritmo de la historia, la legibilidad de los personajes y la intensidad de las escenas de acción. Al prescindir del héroe, la ramera, el villano y la bruja, que son los ingredientes habituales de la fantasía, Martin le da una gran profundidad a sus personajes. Son personas de verdad en un mundo de verdad, al menos el mundo que él ha creado.

Había otra solución para resolver el problema del demasiado: adaptarla para televisión era claramente la mejor opción. Eso dejaba una puerta abierta, pero seguiría requiriendo paciencia. No se podía explicar todo y seguir algunas líneas argumentales resultaría al principio un poco difícil. No obstante, habría recompensas, ya que el mundo de Martin iría volviéndose más claro a medida que progresara la serie.

Por suerte, aquello no era nuevo para los telespectadores de las dos últimas décadas. Eso tenemos que agradecérselo a HBO, la cadena que iba a supervisar la adaptación televisiva de las novelas para convertirlas en la serie Juego de Tronos. HBO es, indiscutiblemente, la reina de la televisión refinada, gracias a su sistema de conseguir el dinero a base de suscripciones en vez de a través de la publicidad, lo que significa que no le afectan las habituales imposiciones con las que han de cargar otras cadenas.

Tras el éxito de series como The Wire y Los Soprano, entre otras, los telespectadores están acostumbrados a mundos en los que hay que meterse a fondo porque lleva tiempo que desplieguen las historias. Los personajes van tomando cuerpo en vez de aparecer a la primera de cambio como si ya hubieran alcanzado la cumbre de la virtud humana. A diferencia de lo que sucedía antes, cuando la televisión se consideraba la hermana fea del apuesto hermano que era el cine, ahora la pequeña pantalla puede ser garantía de excelencia; de hecho, mucha gente la elige para entretenerse el fin de semana y se pasa seis horas ante un mundo nuevo en el televisor en vez de ir al cine.

El viaje a la pantalla de Juego de Tronos empezó en 2006 en la comida que dos hombres jóvenes compartieron con uno de mayor edad, un orondo mago que suele ir completamente de negro. George R. R. Martin ya había oído de todo. Aquellos dos hombres no eran los primeros que acudían a él pensando en verter su descomunal saga a la pantalla. Desde que se publicó el libro por primera vez, Hollywood había cortejado a Martin. Él escuchaba, desde luego: siempre se mostraba cortés, reprimía los bostezos y evitaba poner los ojos en blanco cuando los productores entonaban odas a la franquicia al mismo tiempo que explicaban todas las escenas que tendrían que cortar para convertirla en una película. Luego Martin se iba a su casa tras rechazar la oferta, a pesar, como decía él, de las carretadas de dinero que le ofrecían. Se había resignado a que su serie nunca se viera en la gran pantalla.

Pero aquellos dos hombres, con los que Martin siguió hablando mucho después de acabada la comida, lo convencieron de que podían hacer lo imposible.

Weiss recuerda que recibió un paquete postal con los libros y leyó algunas páginas. El algunas pronto se convirtió en centenares y no tardó en hacer lo que no había hecho desde que era niño: devorar un libro y acabárselo en cuestión de días. Estaba enganchado, al igual que Benioff.

Benioff le contó a la web de entretenimiento Collider: «Nos mandaron los libros con la idea de que pensáramos en la adaptación cinematográfica. Pasamos una semana leyéndolos, una semana en la que nos lo pasamos mejor que con todo lo que habíamos leído hasta entonces, y nos dimos cuenta de que no funcionarían como largometraje, porque eran de una complejidad descomunal, con muchísimos personajes y subtramas argumentales.»

Vieron que la versión fílmica tendría que simplificarlo todo y «recortarlo hasta, quizás, una sola línea argumental, de modo que fuera la película de Jon Nieve o la película de Daenerys, o de cualquier otro, y probablemente acabaríamos eliminando alrededor del 95 % de los personajes, la complejidad y las líneas argumentales. Eso no nos interesaba. Queríamos mantenernos lo más fieles posible al mundo de George, sabiendo que iba a haber ciertas desviaciones, pero no queríamos desprendernos de todo aquello que lo hacía tan especial».

Benioff también explicaba que, a diferencia de muchas otras sagas de fantasía, aquellos eran libros escritos para adultos: «Esto no es fantasía escrita para chicos de doce años. Lo que no significa que no haya chavales de esa edad a los que les encantarían, pero en su mayor parte se trata de un público lector más sofisticado. Queríamos conservar eso y también la sexualidad de los libros. Una película apta para menores acompañados con un Tyrion que nunca dijera la palabra que empieza con c, no sería Tyrion, y queríamos conservar ese tipo de cosas. Sabes que a alguien le van a cortar la cabeza y que verás brotar la sangre, y no quieres quitarlo para que sea una película para menores acompañados, porque para eso solo puede haber dos derramamientos de sangre por hora.»

Martin se llevó una buena impresión de su encuentro con Benioff y Weiss, y se fue pensando que tal vez, solo tal vez, había encontrado su —pequeña, sin duda— partida de guerreros dispuestos a jugárselo todo para hacerse con su propia versión del Trono de Hierro adaptando Canción de Hielo y Fuego. Por su parte, ellos, como le habían dado vueltas a la idea de una película, también sabían que tendría que ser una serie de televisión y le plantearon la idea a la única cadena de verdad: HBO.

El 18 de enero de 2007, Martin dio la noticia que los fans de los libros habían estado esperando. HBO había adquirido los derechos para hacer la serie: «Sí, es cierto. El invierno va a llegar a la cadena HBO. Canción de Hielo y Fuego va a estar en muy buenas manos. Estoy muy contento de haber cerrado un acuerdo con HBO.»

No obstante, Martin, todo un veterano de la televisión, se apresuró a advertir a los nerviosos fans que tenían por delante «un largo y tortuoso camino». A lo que luego añadió que «una serie de televisión no se materializa de la noche a la mañana, claro está. No vais a ver Juego de Tronos en HBO la semana que viene ni la vais a grabar de TiVo el mes que viene. A lo mejor, el año que viene por estas fechas estaréis viendo a Tyrion y Dany y Jon Nieve en esos anuncios promocionales de HBO.

»Me han dicho que a HBO le gusta y están haciendo un presupuesto, pero todavía no le han dado luz verde. Además, los guionistas están en huelga, así que a saber lo que estará sucediendo en Hollywood. Pero HBO es lo que he querido para esto desde el primer momento. Cuando esté acabada la saga en los libros tendrá unas diez mil páginas y eso es demasiado incluso para una serie de películas. Por otra parte, hay un montón de sexo y violencia, lo cual hace que no haya pensado muy en serio en las cadenas de televisión. HBO puede hacerlo como hay que hacerlo; así que cruzo los dedos. Ahora todo está en manos de HBO».

El autor debería haber hecho caso de su propia advertencia. Desgraciadamente, no llegó al cabo de un año, ni de lejos. En junio de 2008 un Martin muy frustrado les contó a sus fans mediante una entrada de blog que «Juego de Tronos sigue siendo un guion que se desarrolla y no una serie que ya se produce».

Continuó la explicación en otra entrada del blog: «Desde el primer momento, me he dicho a mí mismo: “No te emociones mucho con esto porque si luego no sale adelante el golpe será terrible.” Unas palabras muy sabias, aquellas. Soy un tío muy listo, pero decirlo es más fácil que hacerlo. He fracasado. No puedo estar más emocionado y si HBO decide pasar del asunto, por la razón que sea, me quedaré hecho polvo. Así que esperemos que, en lugar de eso, pronto se me vea dar saltos de alegría.»

Al principio se planteó que cada temporada durara doce horas; luego se rebajaron a diez. David Benioff —quien describió la serie como Los Soprano en la Tierra Media— y D. B. Weiss planearon adaptar una novela por temporada y pensaron escribir ellos todos los episodios de cada temporada excepto uno, del cual se encargaría el propio Martin. Al final no fue así y al equipo se unieron otros guionistas. A pesar de planear que Martin escribiera un episodio por temporada, no pasaba mucho tiempo en la grabación. Convocar a un escritor al plató de rodaje, dijo, es «de tanta utilidad como ponerle pezones a una coraza».

Por fin, la primera temporada empezó el 17 de abril de 2011, una fecha que marcaba el final, y de hecho también el principio, de años de sudor y lágrimas. Benioff admitió que trabajar en la serie fue un proceso aterrador, porque había que seguir con un proyecto disparatadamente ambicioso e intentar ignorar una vocecita interior que insistía en que quizá no hubiera público; es decir, que quizá todo aquel trabajo era en vano, ya que el éxito del libro no implicaba que la serie de televisión fuera a tener mucha audiencia.

Martin también estaba nervioso. Declaró a The Guardian: «Habían hecho cosas estupendas con el drama histórico en Roma, el western en Deadwood, el mundo de los gánsteres en Los Soprano. Habían redefinido cada uno de esos géneros y los habían puesto en otro nivel, así que pensaron que podían hacerlo con la fantasía. Ahora mismo estoy entusiasmado, pero tengo momentos de “Ay, Dios, ¿y si es terrible?, ¿y si es un fracaso?”. He trabajado diez años en proyectos de Hollywood, series como La Dimensión Desconocida y un montón de pilotos que nunca vieron la luz, y me han partido el corazón unas cuantas veces, así que sé todo lo que puede ir mal.» Por suerte, aquel no iba a ser el caso, y Weiss y Benioff respiraron aliviados cuando las dos primeras temporadas demostraron que había mucho público convencional para la fantasía.

Sobre la adaptación de su serie, Martin dijo: «Me gusta que David y Dan estén haciendo una adaptación fiel, así que, cuando las escenas son los pasajes de los libros, me gustan. Y me gustan también las escenas nuevas, las que no están en los libros, sino que las añaden David, Dan y los otros guionistas.» No obstante, admitió que echaba de menos pasajes que habían quedado fuera, «las escenas de los libros que no están en la serie de televisión y que yo desearía que estuvieran. Cuando veo un episodio pienso: “Ah, ahora pasará esto”, y entonces resulta que no va aquel fragmento, pero entiendo que tiene que ser así. Disponemos de diez horas, no hay más; no se pueden poner todos los diálogos y todos los incidentes en la serie de televisión, hay que ir directo al grano. Ojalá tuviéramos más de diez horas; no mucho más: doce por temporada sería ideal. Si hubiéramos dispuesto de esas dos horas extras, podríamos haber incluido algunas de esas pequeñas escenas de personajes que habrían ayudado a desarrollarlos y hacerlos más reales; elaborar su profundidad y sus contradicciones, y que sean un poco más sutiles. Pero no contamos con doce horas; tenemos diez. Habida cuenta de esa limitación, creo que la serie de televisión es extraordinaria».


viernes, 24 de junio de 2016

EL NACIMIENTO DE LOS TRES DRAGONES DE DAENERYS TARGARYEN

 
Mirri Maz Duur, esclava, maga y curandera del khalasar de Khal Drogo, proclamó que para crear vida se debía entregar vida.
 
Daenerys quemó el cuerpo de su esposo Drogo en una pira funeraria, a la que ató a la maga Mirri Maz Duur y donde puso los tres huevos de dragón que habían sido su regalo de bodas, para luego entrar ella misma al fuego.
 
Los huevos de dragón eclosionaron y nacieron tres dragones, Drogon, Viserion y Rhaegal.
 
 Drogon
 
Su nombre es en honor al marido fallecido de Daenerys, Khal Drogo.
 
Es el más grande y agresivo de sus tres dragones.
 
Tiene escamas negras, sus cuernos y alas son de color rojo sangre, y lanza una llama color negro con rayas de color rojo.
 
Se cree que él es la reencarnación de Balerión "El Terror Negro".
 
El Huevo de Drogon fue negro con ondas y remolinos de color escarlata.

Rhaegal
 
Llamado así por el hermano de Daenerys, Rhaegar Targaryen, que murió a manos del rey Robert durante la Rebelión de Robert, es verde con escamas de color bronce.
 
Rhaegal tiene los ojos de color bronce, que brillan con su propio calor, y su llama es de color naranja-amarillo, con vetas de color verde.
 
El Huevo de Rhaegal era de color verde oscuro con brillantes escamas de bronce que desaparecieron cuando Daenerys lo trajo de vuelta.
 
Viserion
 
Llamado así por Viserys, hermano de Daenerys, sus escamas son de color crema, pero sus cuernos, huesos de las alas y la cresta dorsal son de oro.
 
Los dientes de Viserion se describen como puñales negros brillantes y sus ojos parecen piscinas fundidas de oro. Lanza una llama de color oro pálido, con estrías rojas y naranjas.
 
A pesar de que es de color crema, a Viserion se le llama comúnmente "el dragón blanco".
 
Su huevo era de color crema pálido y surcado de oro.

 
 

LOS ANTEPASADOS DE LOS DRAGONES DE JUEGO DE TRONOS


Son muchos los dragones que poseyó la dinastía Targaryen desde sus comienzos, pero estos son los principales a excepción de los 3 dragones de Daenerys, que pertenecen a la saga Juego de Tronos y de los que hablaremos en otro post de esta web.
 
DRAGONES DEL REY AEGON II

Sunfyre: también conocido como el Dorado, fue el dragón del rey Aegon II Targaryen.
Luchó en la guerra de la Danza de los Dragones, en la que devoró a Rhaenyra Targaryen tras su derrota y a Moondancer, el dragón de Baela.

Vhagar: Aemond utilizo al dragón para atacar las Tierras de los Ríos. No consigo sobrevivir a la batalla en Harrenhal contra Caraxes. Ambos dragones cayeron desde gran altura al Ojo de Dioses. Su cadáver no fue encontrado hasta varios años más tarde.

DreamFyre: (Reina Helaena), fue uno de los cuatro dragones que se encontraban en Pozo Dragón cuando miles de hombres de la ciudad se alzaron en revuelta contra ellos.

Tessarion: (príncipe Daeron) también conocido como La Reina Azul, Tessarion peleó contra Addam Velaryon y Seasmokeen la Segunda batalla de Ladera.

Morghul: (Jaehaera Targaryen). No luchó en la guerra de la Danza de los Dragones debido a su juventud. Fue asesinado por los habitantes de Desembarco del Rey en Pozo Dragón durante la revuelta acaecida debido a la inseguridad y el miedo.

Shrykos: (Jaehaerys Targaryen). No luchó en la guerra de la Danza de los Dragones debido a su juventud. Durante la batalla de pozo dragón la gente atacó a los dragones como hormigas; un hombre, se dice que era Hobb el Talador, subió a la espalda de Shrykos, se agarró a su cuello y aunque la bestia se retorció y rugió para quitárselo, el hombre fue capaz de asestarle siete hachazos, nombrando a los Siete en cada uno.

 
DRAGONES DE LA REINA RHAENYRA
 
Syrax: (Rhaenyra Targaryen) enorme y formidable, fue asesinado durante el asedio a pozo dragón.

Caraxes: apodado El Wyrm Sangriento, fue el dragón del príncipe Daemon Targaryen.
Se trataba de un terrorífico dragón entrenado para la batalla. Montado en Caraxes, Daemon desafió a Aemond Targaryen, yendo este último montado en Vhagar. Tras una brutal batalla, dragones y jinetes murieron en el Ojo de Dioses

Vermaxfue: el dragón de Jacaerys Velaryon. Luchó en la Batalla del Gaznate, donde murió al volar demasiado bajo y estrellarse contra el mar.

 
Arrax: fue el dragón de Lucerys Velaryon joven pero fuerte, fue asesinado junto a su jinete en la bahía de los naufragios.

Tyraxes: fue el dragón de Joffrey Velaryon. No llegó a luchar en la guerra de la Danza de los Dragones, falleció durante el asedio a pozo dragón.

Stormcloud: fue el dragón del rey Aegon III Targaryen en su juventud. El dragón fue herido por varios disparos de ballestas y por el proyectil de un escorpión que le atravesó el cuello. Aguantó lo suficiente para llevar a su jinete hasta Rocadragón, donde murió una hora después.

Meleys: (Rhaenys la reina que nunca fue) apodado la Reina Roja, Durante la guerra civil luchó en la Batalla de Grajal. Se enfrentó a Aegon II Targaryen y Sunfyre junto a Rhaenys. La batalla acabó con la muerte de Rhaenys y Meleys.
 
Sylverwing: (la buena reina Alyssane) Durante la Danza de los Dragones fue montado por Ulf el Blanco en la Batalla del Gaznate. Fue uno de los dragones semisalvajes de Montedragón que Los Negros intentaron domar con nuevos jinetes. Fue uno de los pocos dragones que sobrevivió a la guerra.

Seasmoke: fue el dragón de Laenor Velaryon. A la muerte de éste, quedó sin dueño y vivió en estado salvaje. Finalmente, fue domado por Addam Velaryon. Fue asesinado por Vermithor en la segunda batalla de la ladera.

Vermithor: apodado Furia de Bronce, fue el dragón de Jaehaerys I Targaryen. A la muerte de este El dragón se rindió ante un herrero bastardo llamado Hugh Hammer, quien lo montó durante la guerra. Vermithor mató a Seasmoke clavándole los dientes en el cuello y arrancándole la cabeza en la segunda batalla de la ladera.

Sheepstealer: (Nettles) fue un dragón salvaje que vivió durante la Danza de los Dragones y uno de los pocos que logro sobrevivir a la misma.
 
Grey Ghost: fue un dragón salvaje que habitaba el lado oriental del volcán Montedragón. Fue nombrado así por los habitantes de Rocadragón. Este dragón nunca fue reclamado ni montado por ningún hombre. Murió y fue parcialmente devorado por Sunfyre a su regreso a Rocadragón.

Cannibal: era un dragón negro como el carbón. Su guarida estaba llena de huesos de aspirantes a jinete de dragón. Vivió en la parte posterior de Montedragón y sus habitantes lo apodaron así porque tenía debilidad por la carne de dragones muertos, recién nacidos y sus huevos. Jamás fue domado.

Morning: (Lady Rhaena) era muy joven para luchar y por lo tanto sobrevivió a la guerra.
 
Fuente:
Martin George R R - El Mundo De Hielo Y Fuego



viernes, 10 de junio de 2016

LA DESTRUCCIÓN DE VALYRIA POR LA MALDICIÓN


La gran belleza de los Valyrios—con su cabello color plata o dorado y ojos en tonalidad de color púrpura no encontrados entre otras razas del mundo—es bien conocida, y a menudo presentada como una prueba de que los Valyrios no eran completamente de la misma sangre que otros hombres. Aunque, hay maestres quienes señalan que, mediante la reproducción selectiva de animales, uno puede hacer resaltar una característica deseable, y que poblaciones en aislamiento con frecuencia pueden mostrar notables variaciones que podrían considerarse fuera de lo común. Esto puede ser una respuesta más probable para el misterio de los orígenes Valyrios, aunque esto no explica la afinidad con los dragones que aquellos con sangre Valyria claramente tenían.

Los Valyrios no tuvieron reyes, en lugar de eso se llamaron el Feudo Franco porque todos los ciudadanos que poseían tierras tenían voz. Se elegían arcontes para ayudar con el gobierno, pero eran elegidos por los señores del Feudo de entre ellos mismos, y por un periodo limitado de tiempo. No era frecuente que Valyria fuera gobernada por una sola familia del Feudo aunque tampoco era del todo imposible.

LOS VALYRIOS APRENDIERON algo deplorable de los Ghiscari: la esclavitud. Los Ghiscari que ellos conquistaron fueron los primeros en ser esclavizados, pero no los últimos. Las montañas ardientes de los Catorce Fuegos eran ricas en minerales, y los Valyrios los anhelaban: cobre y estaño para el bronce de sus armas y monumentos; también hierro para el acero de sus legendarias espadas; y como siempre, también oro y plata para pagarlo todo.

Las propiedades del acero Valyrio son bien conocidas, y son el resultado tanto de plegar el hierro varias veces para balancearlos y remover las impurezas, y el uso de hechizos—o al menos artes que nosotros no conocemos—para darle una fuerza supernatural al acero resultante. Esas artes ahora se han perdido, aunque los herreros de Qohor afirman aún conocer los hechizos para reforjar el acero Valyrio sin que éste pierda su fuerza o su capacidad inigualable para mantener el filo. Las espadas de acero Valyrio que quedan en el mundo pueden contarse por miles, pero en los Siete Reinos hay solo 227 de tales armas según ―Inventarios‖ del Archimaestre Thurgood, desde entonces algunas se han perdido o han desaparecido de los anales de la Historia.

LA MALDICIÓN DE VALYRIA

CON LA DESTRUCCION de los Rhoynar, Valyria pronto consiguió el dominio completo de la mitad occidental de Essos, desde el Mar Angosto hasta la Bahía de los Esclavos, y desde el Mar del Verano hasta el Mar de los Escalofríos. Los esclavos llegaron a raudales al Feudo y rápidamente fueron enviados a trabajar dentro de las Catorce Llamas para extraer el precioso oro y la plata que los señores del Feudo tanto apreciaban. Quizás, también en preparación para cruzar el Mar Angosto, los Valyrios también establecieron su asentamiento más occidental en la isla que llegaría a conocerse como Rocadragón, unos doscientos años antes de la Maldición. Ningún rey se les opuso—y los señores locales que hicieron algún esfuerzo para resistirse se dieron cuenta que la fuerza de Valyria era muy grande. Con sus artes arcanas, los Valyrios levantaron la Ciudadela de Rocadragón.

Dos siglos pasaron—siglos en los que las codiciadas espadas de acero Valyrio empezaron a emerger en los Siete Reinos con mayor rapidez que antes—pero no con tanta rapidez como para complacer a todos los señores y reyes que las deseaban. Y aunque la visión de un señor dragón que sobrevolando la Bahía del Aguasnegras ya no era del todo desconocida, a medida que el tiempo pasaba esto ocurrió con más frecuencia. Valyria sintió que su sentamiento estaba asegurado, y los señores dragón continuaron con sus planes e intrigas en su continente natal.

Y luego, inesperado para todos (salvo tal vez para Aenar Targaryen y su hija doncella Daenys la Soñadora) la Maldición cayó sobre Valyria.

Hasta el día de hoy, nadie sabe con exactitud que causó la Maldición. Muchos dicen que fue un cataclismo natural—una explosión catastrófica causada por la erupción conjunta de los Catorce Fuegos. Algunos septones, menos sabios, afirman que los Valyrios trajeron el desastre sobre ellos debido a sus promiscuas creencias en cientos de dioses, y hurgaron demasiado en su sacrilegio desatando los fuegos de los Siete Infiernos sobre el Feudo.

Un puñado de maestres influenciados por fragmentos de la obra del Septon Barth, sostienen que Valyria había usado hechizos para contener las Catorce Llamas por miles de años, que su incesante hambre de esclavos y riquezas era, tanto para sostener estos hechizos como para expandir su poder, y que cuando al fin esos hechizos decayeron, el cataclismo fue inevitable.

Acerca de esto, algunos afirman que fue la maldición de Garin el Grande, quien al fin obtuvo su venganza. Otros hablan de los sacerdotes de R‘hllor invocando los fuegos de su dios en extraños rituales. Algunos, enlazando la noción fantástica de la magia Valyria con la realidad de las ambiciosas casas Valyrias, argumentan que el incesante conflicto y engaño entre estas grandes casas lo que pudo desencadenar el asesinato de muchos de los respetados magos que renovaban y mantenían los rituales que contenían las llamas de los Catorce Fuegos.

La única cosa que se puede decir con certeza es que fue un cataclismo como el mundo no había visto nunca antes. El antiguo y poderoso Feudo Franco—hogar de dragones y hechiceros de inigualable habilidad—fue arrasado y destruido en cuestión de horas. Se dice que cada colina en quinientas millas a la redonda se rompió en pedazos llenando el aire con cenizas, humo y fuego tan caliente y voraz que incluso los dragones que los sobrevolaban fueron engullidos y consumidos. Grandes grietas se abrieron en la tierra, tragándose palacios, templos, y pueblos enteros. Los lagos hirvieron y se convirtieron en ácido, las montañas explotaron, fuentes ardientes expulsaron roca fundida a mil pies de altura, y nubes rojas llovieron vidriagón y sangre negra de demonios. Hacia el norte, el suelo se resquebrajó y colapsó sobre sí mismo, y la inundó un mar furioso de agua hirviendo.

La ciudad más orgullosa del mundo desapareció en un instante, el legendario imperio se desvaneció en un día. Las Tierras del Largo Verano—una vez las más fértiles del mundo—fueron arrasadas, inundadas y destruidas, y continuaron cobrando vidas incluso en el siglo siguiente.

Tras el súbito vacío empezó el caos. Los señores dragón estaban reunidos en Valyria como era su costumbre... a excepción de Aenar Targaryen, sus hijos y sus dragones, que habían volado a Rocadragón y así escaparon de la maldición. Algunos relatos afirman que unos pocos más también sobrevivieron... por poco tiempo.

Se dice que algunos señores dragón en Tyrosh y Lys se salvaron, pero en la apremiante conmoción política que siguió a la Maldición, ellos y sus dragones fueron asesinados por los ciudadanos de las Ciudades Libres. En cambio, las historias de Qohor afirman que un señor dragón que pasaba de visitaba, Aurion, reunió fuerzas de los colonos Qohorienses y se autoproclamó Emperador de Valyria. Él voló hacia Valyria, montado en su gran dragón, seguido por un ejercido a pie de treinta mil hombres, para reclamar lo que había quedado de Valyria y restablecer el Feudo. Pero ni el Emperador Aurion ni sus huestes fueron vistos de nuevo.

La época de los dragones en Essos llegaba a su fin.

Volantis, la más poderosa de las Ciudades Libres, pronto hizo reclamo sobre la soberanía de Valyria. Hombres y mujeres nobles de sangre Valyria, que no eran señores dragón, entraron en guerra con las otras ciudades. Los tigres, como se hacían llamar aquellos que abogaban por la conquista, guiaron a Volantis hacia un gran conflicto con las otras Ciudades Libres. En un principio, sus flotas y ejércitos tuvieron gran éxito controlando Lys y Myr, y comandando las los dominios sureños en el Rhoyne. Fue cuando se extralimitaron, e intentaron apoderarse también de Tyrosh, que su floreciente imperio colapsó. Temerosa del ataque Volantino, Pentos se unió a los Tyroshi en la resistencia. Myr y Lys se rebelaron, y el Señor del Mar de Braavos proporcionó una flota de cien navíos para ayudar a Lys. Además, el Rey Tormenta de Poniente, Argilac el Arrogante, guió una hueste hacia las Tierras de la Discordia—a cambio de la promesa de oro y gloria—que derrotó a los regimientos Volantinos que intentaban recuperar Myr.

A raíz de todos estos conflictos, y las luchas que continuaron hasta estos días sobre las Tierras de la Discordia, la plaga de las Compañías Libres nació y echo raíces. Al principio, estas bandas de mercenarios simplemente peleaban por aquellos que les pagaban. Pero hay algunos que dicen, que cuando la paz se instauraba, los capitanes de estas Compañías Libres instigaban nuevas guerras para sustentarse, y beneficiarse con los saqueos.

Cerca del final, incluso el futuro Conquistador, el todavía joven Aegon Targaryen, se involucró en el conflicto. Sus antepasados siempre miraron hacia el este, pero su atención desde una edad temprana había estado centrada en el oeste. Sin embargo, cuando Pentos y Tyrosh se le acercaron, invitándolo a unírseles en una gran alianza en contra de Volantis, él los escuchó. Y por razones que aún desconocemos, decidió aceptar su propuesta… hasta cierto punto. Montando en el Terror Negro, se dice que voló hacia el este, reuniéndose con el Príncipe de Pentos y los magísteres de la Ciudad Libre, y desde ahí voló sobre Balerion hasta Lys, justo a tiempo para abatir una flota Volantina que se preparaba para invadir aquella Ciudad Libre.

Volantis sufrió más derrotas—en el Lago Daga, donde las galeras de fuego de Qohor y Norvos destruyeron gran parte de la flota Volantina que controlaba el Rhoyne; y en el este donde los Dothraki empezaron a salir como un enjambre del Mar Dothraki, dejando, a su paso, ciudades y pueblos en ruinas mientras atacaban a la debilitada Volantis. Al final, los elefantes—la facción Volantina que favorecía la paz, y que estaba formada en su mayoría por los adinerados comerciantes y mercaderes que habían sufrido bastante con la guerra—les arrebataron el poder a los tigres, quienes favorecían la conquista, y pusieron fin al conflicto.

En cuanto a Aegon Targaryen, poco después de su intervención en Lys, está escrito que perdió todo interés en los asuntos del este. Pensando que el reinado de Volantis había llegado a su fin, voló de regreso a Rocadragón.

Y entonces, cuando las guerras en Essos dejaron de ser un problema, volvió su mirada hacia el oeste.

El Feudo Franco de Valyria y su imperio fueron destruidos por la Maldición, pero la destrozada península aún existe. Historias extrañas se cuentan sobre ella hoy en día, cuentos sobre demonios que atormentan el Mar Humeante donde una vez estuvieron los Catorce Fuegos. De hecho, el camino que une Volantis con la Bahía de los Esclavos llego a ser conocido como ―el camino del demonio‖ y es evitado por los viajeros más sensatos.

Los hombres que se atreven a entrar al Mar Humeante no regresan, como Volantis aprendió durante el Siglo de Sangre, cuando desapareció una flota que había sido enviada para reclamar la península. Existen rumores extraños sobre hombres viviendo entre las ruinas de Valyria y en las ciudades circundantes de Oros y Tyria. Pero muchos refutan dichos rumores, alegando que la Maldición aún perdura en Valyria.

No obstante, algunas de las ciudades alejadas del corazón de Valyria permanecen inhabitadas—lugares fundados por el Feudo y sujetos al mismo. El más siniestro de estos es Mantarys, un lugar donde se dice que los hombres nacen deformados y monstruosos; algunos atribuyen esto a la cercanía de la ciudad al camino del demonio. La reputación de Tolos, donde se encuentran los mejores honderos del mundo, y de la ciudad de Elyria en su isla, es meno siniestra, y meno notable también, ya que estas hicieron tratados con las ciudades Ghiscari en la Bahía de los Esclavos y por tanto, evitaron verse involucradas en cualquier intento por reclamar el corazón ardiente de la destrozada Valyria.

 
 
Fuente: George R.R. Martín
El Mundo de Hielo y Fuego.
 
 
 

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