Daenerys y el Dragón Azul

Juego de Tronos. Daenerys Targaryen, llamada Daenerys de la Tormenta, La que no Arde, Rompedora de Cadenas y Madre de Dragones.

Dragona Saphira

Película Eragon.

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viernes, 24 de junio de 2016

EL NACIMIENTO DE LOS TRES DRAGONES DE DAENERYS TARGARYEN

 
Mirri Maz Duur, esclava, maga y curandera del khalasar de Khal Drogo, proclamó que para crear vida se debía entregar vida.
 
Daenerys quemó el cuerpo de su esposo Drogo en una pira funeraria, a la que ató a la maga Mirri Maz Duur y donde puso los tres huevos de dragón que habían sido su regalo de bodas, para luego entrar ella misma al fuego.
 
Los huevos de dragón eclosionaron y nacieron tres dragones, Drogon, Viserion y Rhaegal.
 
 Drogon
 
Su nombre es en honor al marido fallecido de Daenerys, Khal Drogo.
 
Es el más grande y agresivo de sus tres dragones.
 
Tiene escamas negras, sus cuernos y alas son de color rojo sangre, y lanza una llama color negro con rayas de color rojo.
 
Se cree que él es la reencarnación de Balerión "El Terror Negro".
 
El Huevo de Drogon fue negro con ondas y remolinos de color escarlata.

Rhaegal
 
Llamado así por el hermano de Daenerys, Rhaegar Targaryen, que murió a manos del rey Robert durante la Rebelión de Robert, es verde con escamas de color bronce.
 
Rhaegal tiene los ojos de color bronce, que brillan con su propio calor, y su llama es de color naranja-amarillo, con vetas de color verde.
 
El Huevo de Rhaegal era de color verde oscuro con brillantes escamas de bronce que desaparecieron cuando Daenerys lo trajo de vuelta.
 
Viserion
 
Llamado así por Viserys, hermano de Daenerys, sus escamas son de color crema, pero sus cuernos, huesos de las alas y la cresta dorsal son de oro.
 
Los dientes de Viserion se describen como puñales negros brillantes y sus ojos parecen piscinas fundidas de oro. Lanza una llama de color oro pálido, con estrías rojas y naranjas.
 
A pesar de que es de color crema, a Viserion se le llama comúnmente "el dragón blanco".
 
Su huevo era de color crema pálido y surcado de oro.

 
 

LOS ANTEPASADOS DE LOS DRAGONES DE JUEGO DE TRONOS


Son muchos los dragones que poseyó la dinastía Targaryen desde sus comienzos, pero estos son los principales a excepción de los 3 dragones de Daenerys, que pertenecen a la saga Juego de Tronos y de los que hablaremos en otro post de esta web.
 
DRAGONES DEL REY AEGON II

Sunfyre: también conocido como el Dorado, fue el dragón del rey Aegon II Targaryen.
Luchó en la guerra de la Danza de los Dragones, en la que devoró a Rhaenyra Targaryen tras su derrota y a Moondancer, el dragón de Baela.

Vhagar: Aemond utilizo al dragón para atacar las Tierras de los Ríos. No consigo sobrevivir a la batalla en Harrenhal contra Caraxes. Ambos dragones cayeron desde gran altura al Ojo de Dioses. Su cadáver no fue encontrado hasta varios años más tarde.

DreamFyre: (Reina Helaena), fue uno de los cuatro dragones que se encontraban en Pozo Dragón cuando miles de hombres de la ciudad se alzaron en revuelta contra ellos.

Tessarion: (príncipe Daeron) también conocido como La Reina Azul, Tessarion peleó contra Addam Velaryon y Seasmokeen la Segunda batalla de Ladera.

Morghul: (Jaehaera Targaryen). No luchó en la guerra de la Danza de los Dragones debido a su juventud. Fue asesinado por los habitantes de Desembarco del Rey en Pozo Dragón durante la revuelta acaecida debido a la inseguridad y el miedo.

Shrykos: (Jaehaerys Targaryen). No luchó en la guerra de la Danza de los Dragones debido a su juventud. Durante la batalla de pozo dragón la gente atacó a los dragones como hormigas; un hombre, se dice que era Hobb el Talador, subió a la espalda de Shrykos, se agarró a su cuello y aunque la bestia se retorció y rugió para quitárselo, el hombre fue capaz de asestarle siete hachazos, nombrando a los Siete en cada uno.

 
DRAGONES DE LA REINA RHAENYRA
 
Syrax: (Rhaenyra Targaryen) enorme y formidable, fue asesinado durante el asedio a pozo dragón.

Caraxes: apodado El Wyrm Sangriento, fue el dragón del príncipe Daemon Targaryen.
Se trataba de un terrorífico dragón entrenado para la batalla. Montado en Caraxes, Daemon desafió a Aemond Targaryen, yendo este último montado en Vhagar. Tras una brutal batalla, dragones y jinetes murieron en el Ojo de Dioses

Vermaxfue: el dragón de Jacaerys Velaryon. Luchó en la Batalla del Gaznate, donde murió al volar demasiado bajo y estrellarse contra el mar.

 
Arrax: fue el dragón de Lucerys Velaryon joven pero fuerte, fue asesinado junto a su jinete en la bahía de los naufragios.

Tyraxes: fue el dragón de Joffrey Velaryon. No llegó a luchar en la guerra de la Danza de los Dragones, falleció durante el asedio a pozo dragón.

Stormcloud: fue el dragón del rey Aegon III Targaryen en su juventud. El dragón fue herido por varios disparos de ballestas y por el proyectil de un escorpión que le atravesó el cuello. Aguantó lo suficiente para llevar a su jinete hasta Rocadragón, donde murió una hora después.

Meleys: (Rhaenys la reina que nunca fue) apodado la Reina Roja, Durante la guerra civil luchó en la Batalla de Grajal. Se enfrentó a Aegon II Targaryen y Sunfyre junto a Rhaenys. La batalla acabó con la muerte de Rhaenys y Meleys.
 
Sylverwing: (la buena reina Alyssane) Durante la Danza de los Dragones fue montado por Ulf el Blanco en la Batalla del Gaznate. Fue uno de los dragones semisalvajes de Montedragón que Los Negros intentaron domar con nuevos jinetes. Fue uno de los pocos dragones que sobrevivió a la guerra.

Seasmoke: fue el dragón de Laenor Velaryon. A la muerte de éste, quedó sin dueño y vivió en estado salvaje. Finalmente, fue domado por Addam Velaryon. Fue asesinado por Vermithor en la segunda batalla de la ladera.

Vermithor: apodado Furia de Bronce, fue el dragón de Jaehaerys I Targaryen. A la muerte de este El dragón se rindió ante un herrero bastardo llamado Hugh Hammer, quien lo montó durante la guerra. Vermithor mató a Seasmoke clavándole los dientes en el cuello y arrancándole la cabeza en la segunda batalla de la ladera.

Sheepstealer: (Nettles) fue un dragón salvaje que vivió durante la Danza de los Dragones y uno de los pocos que logro sobrevivir a la misma.
 
Grey Ghost: fue un dragón salvaje que habitaba el lado oriental del volcán Montedragón. Fue nombrado así por los habitantes de Rocadragón. Este dragón nunca fue reclamado ni montado por ningún hombre. Murió y fue parcialmente devorado por Sunfyre a su regreso a Rocadragón.

Cannibal: era un dragón negro como el carbón. Su guarida estaba llena de huesos de aspirantes a jinete de dragón. Vivió en la parte posterior de Montedragón y sus habitantes lo apodaron así porque tenía debilidad por la carne de dragones muertos, recién nacidos y sus huevos. Jamás fue domado.

Morning: (Lady Rhaena) era muy joven para luchar y por lo tanto sobrevivió a la guerra.
 
Fuente:
Martin George R R - El Mundo De Hielo Y Fuego



viernes, 10 de junio de 2016

LA DESTRUCCIÓN DE VALYRIA POR LA MALDICIÓN


La gran belleza de los Valyrios—con su cabello color plata o dorado y ojos en tonalidad de color púrpura no encontrados entre otras razas del mundo—es bien conocida, y a menudo presentada como una prueba de que los Valyrios no eran completamente de la misma sangre que otros hombres. Aunque, hay maestres quienes señalan que, mediante la reproducción selectiva de animales, uno puede hacer resaltar una característica deseable, y que poblaciones en aislamiento con frecuencia pueden mostrar notables variaciones que podrían considerarse fuera de lo común. Esto puede ser una respuesta más probable para el misterio de los orígenes Valyrios, aunque esto no explica la afinidad con los dragones que aquellos con sangre Valyria claramente tenían.

Los Valyrios no tuvieron reyes, en lugar de eso se llamaron el Feudo Franco porque todos los ciudadanos que poseían tierras tenían voz. Se elegían arcontes para ayudar con el gobierno, pero eran elegidos por los señores del Feudo de entre ellos mismos, y por un periodo limitado de tiempo. No era frecuente que Valyria fuera gobernada por una sola familia del Feudo aunque tampoco era del todo imposible.

LOS VALYRIOS APRENDIERON algo deplorable de los Ghiscari: la esclavitud. Los Ghiscari que ellos conquistaron fueron los primeros en ser esclavizados, pero no los últimos. Las montañas ardientes de los Catorce Fuegos eran ricas en minerales, y los Valyrios los anhelaban: cobre y estaño para el bronce de sus armas y monumentos; también hierro para el acero de sus legendarias espadas; y como siempre, también oro y plata para pagarlo todo.

Las propiedades del acero Valyrio son bien conocidas, y son el resultado tanto de plegar el hierro varias veces para balancearlos y remover las impurezas, y el uso de hechizos—o al menos artes que nosotros no conocemos—para darle una fuerza supernatural al acero resultante. Esas artes ahora se han perdido, aunque los herreros de Qohor afirman aún conocer los hechizos para reforjar el acero Valyrio sin que éste pierda su fuerza o su capacidad inigualable para mantener el filo. Las espadas de acero Valyrio que quedan en el mundo pueden contarse por miles, pero en los Siete Reinos hay solo 227 de tales armas según ―Inventarios‖ del Archimaestre Thurgood, desde entonces algunas se han perdido o han desaparecido de los anales de la Historia.

LA MALDICIÓN DE VALYRIA

CON LA DESTRUCCION de los Rhoynar, Valyria pronto consiguió el dominio completo de la mitad occidental de Essos, desde el Mar Angosto hasta la Bahía de los Esclavos, y desde el Mar del Verano hasta el Mar de los Escalofríos. Los esclavos llegaron a raudales al Feudo y rápidamente fueron enviados a trabajar dentro de las Catorce Llamas para extraer el precioso oro y la plata que los señores del Feudo tanto apreciaban. Quizás, también en preparación para cruzar el Mar Angosto, los Valyrios también establecieron su asentamiento más occidental en la isla que llegaría a conocerse como Rocadragón, unos doscientos años antes de la Maldición. Ningún rey se les opuso—y los señores locales que hicieron algún esfuerzo para resistirse se dieron cuenta que la fuerza de Valyria era muy grande. Con sus artes arcanas, los Valyrios levantaron la Ciudadela de Rocadragón.

Dos siglos pasaron—siglos en los que las codiciadas espadas de acero Valyrio empezaron a emerger en los Siete Reinos con mayor rapidez que antes—pero no con tanta rapidez como para complacer a todos los señores y reyes que las deseaban. Y aunque la visión de un señor dragón que sobrevolando la Bahía del Aguasnegras ya no era del todo desconocida, a medida que el tiempo pasaba esto ocurrió con más frecuencia. Valyria sintió que su sentamiento estaba asegurado, y los señores dragón continuaron con sus planes e intrigas en su continente natal.

Y luego, inesperado para todos (salvo tal vez para Aenar Targaryen y su hija doncella Daenys la Soñadora) la Maldición cayó sobre Valyria.

Hasta el día de hoy, nadie sabe con exactitud que causó la Maldición. Muchos dicen que fue un cataclismo natural—una explosión catastrófica causada por la erupción conjunta de los Catorce Fuegos. Algunos septones, menos sabios, afirman que los Valyrios trajeron el desastre sobre ellos debido a sus promiscuas creencias en cientos de dioses, y hurgaron demasiado en su sacrilegio desatando los fuegos de los Siete Infiernos sobre el Feudo.

Un puñado de maestres influenciados por fragmentos de la obra del Septon Barth, sostienen que Valyria había usado hechizos para contener las Catorce Llamas por miles de años, que su incesante hambre de esclavos y riquezas era, tanto para sostener estos hechizos como para expandir su poder, y que cuando al fin esos hechizos decayeron, el cataclismo fue inevitable.

Acerca de esto, algunos afirman que fue la maldición de Garin el Grande, quien al fin obtuvo su venganza. Otros hablan de los sacerdotes de R‘hllor invocando los fuegos de su dios en extraños rituales. Algunos, enlazando la noción fantástica de la magia Valyria con la realidad de las ambiciosas casas Valyrias, argumentan que el incesante conflicto y engaño entre estas grandes casas lo que pudo desencadenar el asesinato de muchos de los respetados magos que renovaban y mantenían los rituales que contenían las llamas de los Catorce Fuegos.

La única cosa que se puede decir con certeza es que fue un cataclismo como el mundo no había visto nunca antes. El antiguo y poderoso Feudo Franco—hogar de dragones y hechiceros de inigualable habilidad—fue arrasado y destruido en cuestión de horas. Se dice que cada colina en quinientas millas a la redonda se rompió en pedazos llenando el aire con cenizas, humo y fuego tan caliente y voraz que incluso los dragones que los sobrevolaban fueron engullidos y consumidos. Grandes grietas se abrieron en la tierra, tragándose palacios, templos, y pueblos enteros. Los lagos hirvieron y se convirtieron en ácido, las montañas explotaron, fuentes ardientes expulsaron roca fundida a mil pies de altura, y nubes rojas llovieron vidriagón y sangre negra de demonios. Hacia el norte, el suelo se resquebrajó y colapsó sobre sí mismo, y la inundó un mar furioso de agua hirviendo.

La ciudad más orgullosa del mundo desapareció en un instante, el legendario imperio se desvaneció en un día. Las Tierras del Largo Verano—una vez las más fértiles del mundo—fueron arrasadas, inundadas y destruidas, y continuaron cobrando vidas incluso en el siglo siguiente.

Tras el súbito vacío empezó el caos. Los señores dragón estaban reunidos en Valyria como era su costumbre... a excepción de Aenar Targaryen, sus hijos y sus dragones, que habían volado a Rocadragón y así escaparon de la maldición. Algunos relatos afirman que unos pocos más también sobrevivieron... por poco tiempo.

Se dice que algunos señores dragón en Tyrosh y Lys se salvaron, pero en la apremiante conmoción política que siguió a la Maldición, ellos y sus dragones fueron asesinados por los ciudadanos de las Ciudades Libres. En cambio, las historias de Qohor afirman que un señor dragón que pasaba de visitaba, Aurion, reunió fuerzas de los colonos Qohorienses y se autoproclamó Emperador de Valyria. Él voló hacia Valyria, montado en su gran dragón, seguido por un ejercido a pie de treinta mil hombres, para reclamar lo que había quedado de Valyria y restablecer el Feudo. Pero ni el Emperador Aurion ni sus huestes fueron vistos de nuevo.

La época de los dragones en Essos llegaba a su fin.

Volantis, la más poderosa de las Ciudades Libres, pronto hizo reclamo sobre la soberanía de Valyria. Hombres y mujeres nobles de sangre Valyria, que no eran señores dragón, entraron en guerra con las otras ciudades. Los tigres, como se hacían llamar aquellos que abogaban por la conquista, guiaron a Volantis hacia un gran conflicto con las otras Ciudades Libres. En un principio, sus flotas y ejércitos tuvieron gran éxito controlando Lys y Myr, y comandando las los dominios sureños en el Rhoyne. Fue cuando se extralimitaron, e intentaron apoderarse también de Tyrosh, que su floreciente imperio colapsó. Temerosa del ataque Volantino, Pentos se unió a los Tyroshi en la resistencia. Myr y Lys se rebelaron, y el Señor del Mar de Braavos proporcionó una flota de cien navíos para ayudar a Lys. Además, el Rey Tormenta de Poniente, Argilac el Arrogante, guió una hueste hacia las Tierras de la Discordia—a cambio de la promesa de oro y gloria—que derrotó a los regimientos Volantinos que intentaban recuperar Myr.

A raíz de todos estos conflictos, y las luchas que continuaron hasta estos días sobre las Tierras de la Discordia, la plaga de las Compañías Libres nació y echo raíces. Al principio, estas bandas de mercenarios simplemente peleaban por aquellos que les pagaban. Pero hay algunos que dicen, que cuando la paz se instauraba, los capitanes de estas Compañías Libres instigaban nuevas guerras para sustentarse, y beneficiarse con los saqueos.

Cerca del final, incluso el futuro Conquistador, el todavía joven Aegon Targaryen, se involucró en el conflicto. Sus antepasados siempre miraron hacia el este, pero su atención desde una edad temprana había estado centrada en el oeste. Sin embargo, cuando Pentos y Tyrosh se le acercaron, invitándolo a unírseles en una gran alianza en contra de Volantis, él los escuchó. Y por razones que aún desconocemos, decidió aceptar su propuesta… hasta cierto punto. Montando en el Terror Negro, se dice que voló hacia el este, reuniéndose con el Príncipe de Pentos y los magísteres de la Ciudad Libre, y desde ahí voló sobre Balerion hasta Lys, justo a tiempo para abatir una flota Volantina que se preparaba para invadir aquella Ciudad Libre.

Volantis sufrió más derrotas—en el Lago Daga, donde las galeras de fuego de Qohor y Norvos destruyeron gran parte de la flota Volantina que controlaba el Rhoyne; y en el este donde los Dothraki empezaron a salir como un enjambre del Mar Dothraki, dejando, a su paso, ciudades y pueblos en ruinas mientras atacaban a la debilitada Volantis. Al final, los elefantes—la facción Volantina que favorecía la paz, y que estaba formada en su mayoría por los adinerados comerciantes y mercaderes que habían sufrido bastante con la guerra—les arrebataron el poder a los tigres, quienes favorecían la conquista, y pusieron fin al conflicto.

En cuanto a Aegon Targaryen, poco después de su intervención en Lys, está escrito que perdió todo interés en los asuntos del este. Pensando que el reinado de Volantis había llegado a su fin, voló de regreso a Rocadragón.

Y entonces, cuando las guerras en Essos dejaron de ser un problema, volvió su mirada hacia el oeste.

El Feudo Franco de Valyria y su imperio fueron destruidos por la Maldición, pero la destrozada península aún existe. Historias extrañas se cuentan sobre ella hoy en día, cuentos sobre demonios que atormentan el Mar Humeante donde una vez estuvieron los Catorce Fuegos. De hecho, el camino que une Volantis con la Bahía de los Esclavos llego a ser conocido como ―el camino del demonio‖ y es evitado por los viajeros más sensatos.

Los hombres que se atreven a entrar al Mar Humeante no regresan, como Volantis aprendió durante el Siglo de Sangre, cuando desapareció una flota que había sido enviada para reclamar la península. Existen rumores extraños sobre hombres viviendo entre las ruinas de Valyria y en las ciudades circundantes de Oros y Tyria. Pero muchos refutan dichos rumores, alegando que la Maldición aún perdura en Valyria.

No obstante, algunas de las ciudades alejadas del corazón de Valyria permanecen inhabitadas—lugares fundados por el Feudo y sujetos al mismo. El más siniestro de estos es Mantarys, un lugar donde se dice que los hombres nacen deformados y monstruosos; algunos atribuyen esto a la cercanía de la ciudad al camino del demonio. La reputación de Tolos, donde se encuentran los mejores honderos del mundo, y de la ciudad de Elyria en su isla, es meno siniestra, y meno notable también, ya que estas hicieron tratados con las ciudades Ghiscari en la Bahía de los Esclavos y por tanto, evitaron verse involucradas en cualquier intento por reclamar el corazón ardiente de la destrozada Valyria.

 
 
Fuente: George R.R. Martín
El Mundo de Hielo y Fuego.
 
 
 

martes, 7 de junio de 2016

EL PRINCIPIO DE LOS UNICORNIOS, HOMBRES Y DRAGONES


Del Jardín de Unicornio:
 
Golpeó entonces Asallam una roca desnuda, con su cuerno la penetró hasta grande hondura, y brotó una fuente de vida borboteante. Los fuegos se extinguían doquiera fluían esas aguas y empezaba la Tierra a fecundarse con multitud de cosas muy fructíferas. Se alzaron grandes árboles, florecieron; y bajo su sombra se instalaron las bestias salvajes y domésticas. Todo esto era intención del Santo Único, y el Unicornio, el instrumento de su querer.
 
De este modo se formó el Jardín del Unicornio, llamado Shamagim, que quiere decir Lugar donde hay Agua.

El Santo Único se dirigió entonces al primogénito, diciendo:

"¡Asallam! Tú sólo serás, entre todas mis creaciones, quien recuerde la ocasión y el modo de su hechura, y vivirás en permanente memoria de la Luz, para ser su conductor y su guardián. Pero jamás volverás a la Luz hasta la hora final del Fin del Tiempo".
 

Y el Unicornio, maravillado, vivió en su jardín y fue caminando hacia afuera.

De la creación del Hombre:

Entonces quiso ser conocido el Santo Único, aunque Él ya conocía todas las cosas. Se retiró dentro de Sí, y a partir de la tierra y del aire, del agua y del fuego, su sagrado aliento compuso al Hombre, que era fuerte y bello, el colmo de la creación. El Unicornio se maravilló mirándolo, y de pronto volvióse modesto y vergonzoso.
 
Como Asallam no participó en la creación del Hombre, el Unicornio lo amó aún más y ante él se inclinó como un sirviente.
 
Fue el Unicornio entonces la primera bestia que el hombre contemplara, la primera a quien dio nombre. Desde entonces hasta ahora el destino de ambas razas se ha ligado; el Unicornio conduce hacia la Luz y sólo el Hombre puede allí seguirlo.
 
Y éste, fue el principio de la Edad Primera.

En los largos años de la Edad Primera Hombre y Unicornio habitaron juntos y crecieron en estatura de cuerpo y mente. Pero en lo oscuro otros seres se desplegaban y fortalecían.
 
De la Generación de los Dragones:

El mismo día que el Unicornio hizo surgir de la roca una fuente de borboteante vida, también se sembraron semillas de peligro. Mientras las aguas esparcían su humedad fertilizante, se filtraban también por fisuras tenebrosas y goteaban hasta cavernas secretas y ardientes que se entrelazan en las raíces de los montes.

Allí, en esas cámaras del abismo, la carga vital de esas aguas sagradas se gastó por vez primera en criar algo viviente. Así nació entre fuegos y tinieblas el Dragón. Su difícil nacimiento le dejó huellas indelebles, y nunca hubo después otra creatura dotada en tal medida de tanta astucia y fuerza.

El primer dragón fue Yaldabaoth (aunque también se lo llama Tliamat, y de muchos otros modos). De horrible constitución, con ojos penetrantes y sin párpados, lo primero que contempló su mirada impávida fue la propia imagen en las aguas oscuras. Adoró la visión, y una secreta complacencia en esa imagen de sí le ha consumido el corazón desde esos tiempos.

Y Yaldabaoth creció enorme y generó a otros como él: Nagamat y Kaliyat y Orkus, Tarasque y Serpens, y muchos otros. Si bien los dragones tienen muchas formas y tamaños, todos son rápidos de mente y tienen sed de saber. Mientras el Unicornio intenta adivinar los secretos de la creación para mejor conocer al Creador, el Dragón desea lo mismo, pero a fin de dominar el mundo y de este modo derrotar a la muerte.

El Dragón odia con fuerza al Unicornio por su primacía, pues no se creó a sí mismo sino que le debe al otro su ser. Así pues, lo ha perseguido siempre con la intención de devorarlo y dejar de ser el que llegó después, y convertirse en el Más Viejo de todas las Cosas.

Pero el Unicornio controla todos los dominios de este mundo, y tanto en la sombra como en la luz más tenue debe enfrentar al Gusano. No existe creatura que supere al Unicornio en velocidad o coraje, pero es vasto y sutil el saber de los dragones. Pueden moldear su mente y adecuarla, e incitarlo a penetrar los laberintos de la propia; en ellos el Unicornio vacila en la creencia que intelecto tal no puede carecer de redención alguna. Así entonces, de modo imperceptible y paso a paso cae en un debate interminable y los dragones le vacían de su fuerza y de su luz. En esas galerías tenebrosas se acerca a su condena; sólo cuando pisa por senderos mentales que violan extremosamente su naturaleza advierte la desolación del sitio a que ha llegado.

Debe entonces el Unicornio atravesar un sendero muy estrecho. Le espera el odio, o bien la desesperación más fría. Uno y otra implican su derrota: sucumbir al odio sería hacerse del instrumento enemigo y perecer en su fuego. Pero si huye, vacío y desesperanzado, será entonces vencido, será destruido y perecerá.

Inmerso en confusión, sabe entonces el Unicornio por primera vez del toque frío del terror de los hombres mortales; el único terror que alguna vez conocerá. Si actúa con rapidez puede aún cantar victoria. Con sagacidad, con el más alto amor, nos debe despertar de un sueño, destrozar al Dragón, sin vacilar, con su Cuerno espiralado.
 
Fuente: De Historia et Veritate Unicornis.
Texto descubierto y anotado por Michael Green


LA CASA TARGARYEN ANTES DE JUEGO DE TRONOS

 
Gobernar ciertamente tuvo un alto costo
para los Targaryen.
 
"La mitad de los Targaryen se volvieron locos
¿no es cierto? ¿Cómo dice el refrán?
"Cada vez que nace un Targaryen,
los dioses arrojan una moneda al aire".
 
-Cersei Lannister

 
 La Casa Targaryen es una casa noble de ascendencia Valyria que escapó de la Maldición.

EMBLEMA: Un dragón de tres cabezas, rojo sobre negro; de las fauces sale fuego.

LEMA: "Fuego y Sangre"

UBICACIÓN: Sus asentamientos eran la capital del reino Desembarco del Rey, la isla de Rocadragón y el castillo de Refugio Estival.

La Casa Targaryen es una antigua casa grande de Poniente y fue la Casa Real gobernante de los Siete Reinos durante tres siglos, antes de que fueran depuestos durante la Rebelión de Robert y la Casa Baratheon la reemplazara como la nueva casa real. Los pocos supervivientes Targaryen se exiliaron.

Los Targaryen son descendientes de los supremos señores del antiguo Feudo Franco de Valyria en el continente oriental. A ellos se les dio el control de la isla de Rocadragón en el Mar Estrecho durante algunos siglos.
 

Después de la destrucción de Valyria, los Targaryen lanzaron una devastadora invasión de Poniente utilizando tres dragones como punta de lanza de su ataque. En un corto período de tiempo, seis de los siete reinos anteriormente independientes se habían rendido al líder Targaryen, el rey Aegon I, conformando la unidad del continente bajo su gobierno y estableciendo la capital en Desembarco del Rey. El último reino en unirse al reino, Dorne, lo hizo a través de una alianza política y el matrimonio unos dos siglos más tarde.

Durante 283 años los Targaryen reinarán sobre Poniente, sucediéndose 17 reyes. Entre estos, destacan algunos, como Aegon I el Conquistador (1-37), Aegon III Veneno de Dragón (131-157) bajo cuyo reinado murieron los últimos dragones, Daeron II (184-209), que incorporó Dorne a la corona gracias a su matrimonio con Myriah de Dorne y que tuvo que combatir la rebelión de su hermanastro Daemon Fuegoscuro, o Aegon V el Improbable (233-259) hermano del maestre Aemon.

Durante el reinado cada vez más errático del rey Aerys II, su hijo Rhaegar secuestra a Lyanna Stark de Invernalia por razones desconocidas. Cuando el hermano de Lyanna Brandon protestó, Aerys respondió haciendo que tanto él como su padre Rickard Stark fueran detenidos y ejecutados. Esto provocó un levantamiento masivo dirigido por Eddard Stark , Robert Baratheon y Jon Arryn. Al final de esta guerra Aerys y Rhaegar estaban muertos y la base de poder Targaryen en Poniente destruida. Los Hijos más pequeños de Aerys, Viserys y Daenerys, fueron salvados por los leales Targaryen y llevados al exilio en las ciudades libres de Oriente.

De su origen Valyrio, mantienen los Targaryen una extraña belleza, caracterizada por el cabello blanco plateado (rubio platino), piel muy pálida y ojos de color índigo, así como la tradición de casarse entre hermanos para mantener su sangre pura. Estas uniones también hacen que hereden en sus genes la capacidad de montar dragones y de tolerar el calor extremo y el fuego, aunque no todos ellos son invulnerables al fuego...




 

viernes, 3 de junio de 2016

EL LUSHENG DORADO (CUENTO)


Había una vez dos mujeres, madre e hija, que vivían en la montaña. A la hija le gustaba vestirse de rojo, y por eso la llamaban la hermanita roja.
 
Cierto día estaban las dos en el campo cultivando. De pronto sopló un fuerte viento y apareció en el cielo un dragón, que extendió sus garras y atrapó a la hermanita roja, llevándosela hacia el occidente.
 
La madre percibió la voz de su hija que le traía el viento:
 
-Para salvarme apóyate en mi hermano menor. Madre, madre, recuérdalo.
 
-Yo sólo tengo una hija,  de dónde voy a sacar un hermanito? preguntó la madre al cielo, restregándose las lágrimas.
Y volvió a su casa medio tambaleándose.
 
Cuando iba por la mitad del camino, la rama de un ciruelo se quedó enganchada en su pelo blanco. La anciana se lo desenredó, y viendo que en la rama había una ciruela roja la arrancó y se la tragó. Cuando llegó a casa dio a luz a un niño con toda la cara colorada, y lo llamó Yangmeizi, o sea hijo del ciruelo.

Yangmeizi creció a pasos agigantados y en tan sólo unos días ya se había convertido en un muchacho de quince años. La madre quería que fuera a rescatar a su hermana, pero temía, al mismo tiempo, que el niño corriera algún peligro. Así, se la pasaba llorando a escondidas.
 
Cierto día llegó volando un viejo cuervo, se paró en el alero de la casa y gritó:
 
-La hermana está penando, la hermana pena, la cueva del dragón es un mar de lágrimas. Tiene cicatrices en la espalda, las manos. La hermana pena, la hermana está penando.
 
Yangmeizi escuchó el canto y preguntó:
 
- Mamá, ¿yo tengo una hermana mayor?
- Si, hijo — respondió llorando — se llama hermanita roja, porque le gusta vestirse de ese color. Ha sido secuestrada por un dragón. ¡Ese dragón ha asesinado a mucha gente!
 
Yangmeizi recogió una gran palo.
 
-Quiero ir a matar al dragón dijo para salvar a mi hermana y a la gente.
 
La anciana se quedó en el portal observando cómo se alejaba su hijo. Caminando y caminando Yangmeizi iba por el borde de una montaña cuando vio una piedra que le obstruía el paso. Para continuar había que pasar por sobre la roca, que era muy resbalosa, y si se daba un paso en falso, existía el peligro de caerse y romperse la cabeza.
 
-"Este es un tigre que obstruye el camino", pensó, "si no se quita mucha gente se caerá."
 
Entonces clavó el palo por abajo de la piedra e hizo fuerza, pero ¡crac! el palo se partió.

Entonces comenzó a cavar con las dos manos por abajo de la roca, la empujó con fuerza, y la piedra rodó hasta el valle. En el hueco que había dejado, apareció un lusheng dorado. Yangmeizi lo levantó y lo sopló: ¡qué bien sonaba!
 
De pronto las ranas, las culebras y otros animales del camino comenzaron a bailar. Cuanto más rápida era la música más rápidos se movían, y cuando paraba el sonido, la danza se detenía.
 
Yangmeizi se dijo:
 
—¡Oh! ya tengo un método para arreglármelas con el dragón.
 
Así, siguió su camino llevando el instrumento, hasta que llegó a una montaña rocosa, y notó que un feroz dragón estaba recostado en una gruta, con un montón de huesos humanos a un lado. Vio también a una muchacha vestida de rojo que llorando y con un pico en la mano, trabajaba en la cueva del dragón. El dragón azotaba la espalda de la chica con su cola, al tiempo que decía:
 
- Malo, malo, malo, pequeña mujer. Conmigo no quieres casarte. Picarás todo el día, para siempre para que vivas sufriendo.
 
Yangmeizi se dio cuenta de que aquella muchacha era su hermana y gritó :
 
-Odioso dragón, odioso dragón, torturas a mi hermana mayor. Tocaré el lusheng sin parar para que vivas muriendo.
 
Y así empezó a tocar el lusheng y el dragón se puso a bailar sin poder dominarse. La hermana inmediatamente tiró el pico y salió corriendo de la cueva.
 
Yangmeizi no paraba de tocar y el dragón danzaba estirando la cintura, sin cesar, doblándose y dando vueltas. Y cuando más rápida era la música, más violentos eran sus movimientos.
 
La muchacha se acercó a su hermano para hablarle, pero él le hizo un ademán indicándole que no podía parar de tocar, porque de lo contrario el dragón se los comería. Yangmeizi tocaba y tocaba, cada vez más rápido, y el dragón se doblaba y se contorsionaba cada vez más, hasta que, echando fuego por los ojos y jadeando, le rogó:

-¡Hey, hermano, hermano! No toques más, no me tortures. Dejo que tu hermana vuelva. Perdóname la vida!
 
Pero Yangmeizi no estaba dispuesto a parar la música y siguió tocando al tiempo que caminaba hacia un estanque. El dragón le seguía atrás, bailando, hasta que ¡plaf! cayó al agua. Y allí siguió bailando, doblándose, contorsionándose.
 
El agua se subió unos cuantos zhang. El dragón ya no podía más, echaba fuego por los ojos, aire por la nariz y jadeaba, y casi afónico le rogó:
 
-¡Hey hermano, hermano! - perdóname la vida. En el fondo del estanque no me atreveré a cosas malas hacer.

Yangmeizi contestó:
 
-Odioso dragón, odioso dragón. Has dicho que en el estanque no harás nada malo.

El dragón asintió con la cabeza y el muchacho dejó de tocar.
 
Al parar la música, el animal se hundió en el agua.
 
Así, de la mano de su hermana y sonriendo, Yangmeizi emprendió el camino de regreso. No habían caminado mucho cuando oyeron un ruido en el agua. Entonces se dieron vuelta para mirar: el dragón estaba subiendo a la superficie, levantaba la cabeza y venia, con las garras abiertas, volando hacia ellos.

La hermana dijo:
-Si se cava, hay que cavar hondo y las hierbas hay que sacarlas de raíz. Si no se muere el dragón seguirá haciendo a la gente infeliz.
 
Yangmeizi, entonces, corrió al lado del estanque a tocar el lusheng.
 
El dragón se volvió a meter al agua y siguió bailando como loco.
 
Así, Yangmeizi tocó durante siete días con sus noches, el dragón se quedó paralizado, hasta quedarse flotando en el agua, muerto.
 
Los dos felices hermanos regresaron a casa con su cadáver. Cuando la anciana se dio cuenta de que venían sus dos hijos, sonreía de oreja a oreja. Entonces tomaron la piel del animal para hacer una casa, los huesos para hacer las vigas y cortaron sus cuernos para fabricar un arado. El arado así hecho no necesitaba ser arrastrado por bueyes y araba muy rápido. Así cultivaron muchos campos, plantaron numerosos cereales, y vivieron muy felices muchos años.

 
Cuento de la nacionalidad yao

El Lusheng, es un instrumento de viento usado
por las nacionalidades mino, yao y dong.
 

EL PRIMER UNICORNIO

 
El primer Unicornio Llegó envuelto en una nube,
impulsado por un blanco torbellino.
 
Descendió con suavidad desde los cielos
a los campos infantiles de la Tierra,
aun antes que sus fuegos iniciales
se hubieran extinguido.
 
Posee entonces el Unicornio
el brillo de la Luz,
y puede apartar de sí toda oscuridad,
toda tiniebla.
 
Se lo llamó Asallam,
el primer Unicornio de los nacidos,
creatura de conformación temible
y para contemplar hermosa,
dotado de un cuerno de luz en espiral,
señal de Galgallim, el guía.
 
Fuente: De Historia et Veritate Unicornis.
Texto descubierto y anotado por Michael Green
 
 
 

viernes, 27 de mayo de 2016

EL CUENTO DEL UNICORNIO


Érase una vez tres hermanos que querían cazar al unicornio.
 
- Su cuerno es de marfil -decía el gordo-. Sus cascos son de oro puro, y en la frente lleva una estrella de rubíes.
 
- Cuando le demos caza -contestó el flaco- seremos ricos y tendremos la vida resuelta para siempre.
 
El tercero se llamaba Hans, y era el más joven, así que al oír a sus hermanos dijo:
 
- Lo que vosotros hagáis me parece bien. Os acompaño.
 
El gordo sacó un mosquetón del baúl, y el flaco descolgó su lanza de la pared. Hans cortó una vara del avellano que crecía detrás de la casa y se dispuso a partir junto a sus hermanos.
 
Caminaron, caminaron y caminaron; cruzaron valles y montañas. Recorrieron cientos y cientos de kilómetros.
 
Cuando habían pasado siete veces siete semanas llegaron a un pueblo done se celebraba una romería.
 
Los campesinos, sentados ante largas mesas dispuestas frente a  la posada, comían asados de ganso y de cerdo y bebían cerveza y vino.
 
- ¿Queréis uniros a nosotros? -preguntó el posadero a los tres hermanos- Dicho sea de paso, estoy buscando marido para mi hija. ¿Qué os parece?
 
La hija del posadero era rellenita y risueña, y cocinaba estupendamente.
 
- Me caso con ella -dijo el gordo-. Y por mí, que la boda sea mañana mismo.
 
La boda empezó el miércoles, y duró hasta el domingo por la tarde. El lunes, muy alegres, Hans y su hermano flaco se pusieron nuevamente en camino.
 
Cuando otra vez hubieron pasado siete veces siete semanas llegaron a un páramo donde encontraron un gran montón de oro. Como el flaco era ahora un hombre rico, se compró una casa y muchísima ropa en la ciudad más próxima.
 
-¡Me gusta esto y me quedo aquí! -dijo-. Si quieres seguir buscando al unicornio, es cosa tuya.
 
Hans se echó la lanza y el mosquetón al hombro y siguió su camino.
 
Después de otras siete veces siete semanas llegó al fin del mundo, donde había una cabaña, ante su puerta se sentaba un anciano, a quién Hans preguntó por el unicornio.
 
- Si quieres encontrarlo -contestó el anciano-, deberás atravesar el fuego y el agua, la noche y el hielo. Bebe de mi pozo y come esta manzana de mi huerto, eso te ayudará.
 
Hans bebió del pozo y comió la manzana. Atravesó entonces el fuego y el agua, la noche y el hielo. Vio por fin al unicornio, que triscaba en un claro del bosque: su belleza era resplandeciente. Tenía el cuerno de marfil, los cascos de oro purísimo y sobre su frente refulgía una estrella de rubíes. Hans se echó a la cara el mosquetón muy despacio y asió el gatillo. Temblaba y quería disparar.
 
En ese momento el unicornio levantó la cabeza y fijó en Hans sus grandes ojos de color ámbar.
 
- ¡Qué hermoso eres! -exclamó Hans-.
 
El mosquetón cayó a sus pies, y la lanza se deslizó entre los arbustos. Continuó contemplando al unicornio maravillado, durante no se sabe cuánto tiempo.
 
En algún momento, sin embargo, volvió al mundo, a los hombres; eso sí, con los cabellos blancos como la nieve. Los niños no se cansan de oír como atravesó el fuego y el agua, la noche y el hielo, y cuando les habla del unicornio, que pacía libre en el bosque y llevaba en la frente una estela de rubíes, se sienten inmensamente felices de que aún siga con vida.
 

miércoles, 25 de mayo de 2016

LOS DRAGONES Y LA SANGRE DE DRAGÓN



El dragón de los naturalistas contemporáneos, draco fimbriatus, no es más que un pequeño saurio cuyo tamaño no supera los treinta y cinco centímetros de longitud; en las costas asiáticas y en las islas de Malasia, Sumatra, Java, Borneo y las Célebes. 


 
Las membranas flotantes, soldadas a los costados, le sirven de paracaídas cuando se lanza al vacío desde lo alto de los árboles o de las rocas, pero no tiene alas y por tanto no vuela.

No vamos a ocuparnos aquí de este ser pequeño e inocente.

Leyendo los escritos de los más antiguos maestros de la doctrina cristiana, Orígenes, Arnobio, San Jerónimo y San Agustín, parece claro que el primer milenio no prestó atención más que a un solo dragón maldito por las Escrituras hebraicas y el Apocalipsis de San Juan, animal fabuloso que parece haber nacido mucho antes del rey David, de una ampliación exagerada del cocodrilo.

Sólo más tarde, durante la Edad Media, se representó a la hidra del Nilo como si fuera un verdadero dragón pequeño, a veces alado. Pero en la misma época, en medios imaginativos y particulares, nació la creencia en la existencia de otro tipo de dragón benéfico, diferente te de la hidra del Nilo.
 
Había antiguos recuerdos clásicos que apoyaban aquella ilusión: ¿Qué habían hablado los antiguos de genios dragontinos propicios a los mortales? y dice Suetonio que el dragón es «de esencia divina», "Divinus Draco".

Este agatodaimon tenia que haber vivido, huelga decirlo, bajo los ardientes cielos de Etiopía y en las tierras que baña el Océano Indico, el mar Eritreo del mundo antiguo.

Combatidos incesantemente por los «malos dragones», los «buenos dragones», según decían, sucumbían a veces bajo los terribles dientes y garras de sus adversarios: pero entonces sangre caía sobre la caliente arena del desierto o sobre las ardientes rocas de las montañas, adquiría un aspecto resinoso de color púrpura oscuro y se convertía en uno de los más preciados remedios conocidos por el hombre, la sangre de drago, que curaba tan bien como el díctamo y mejor que todos los demás medicamentos, las heridas a menudo espantosas que las armas causaban a los caballeros y las mordeduras de los animales salvajes cuando éstos se lanzaban desesperadamente sobre los intrépidos cazadores.

¿Podía una sangre que hacía tan maravillosas curaciones brotar del corazón de un animal maldito?

Algunos no quisieron creerlo, y su pensamiento relacionó simbólicamente esa sangre benéfica con aquella que se derramó sobre la roca del Calvario y por la cual fue curada de su herida original la humanidad. Este atrevimiento no excede a las audacias acostumbradas en los Bestiarios de la época.

A decir verdad, este simbolismo, como tantos otros, no parece haber traspasado los límites del círculo de alquimistas, galenos y boticarios, cuyos cenáculos o corporaciones, sobre todo hasta el Renacimiento, eran más que discretos con sus secretos y tradiciones profesionales.

Sólo a comienzos del siglo XVII fue revelado el misterio de la verdadera naturaleza de la sangre de drago por parte del científico andaluz Nicolás Monardes. Y he aquí lo que una de las grandes revistas médicas francesas escribía recientemente al respecto de este remedio que nuestros abuelos apreciaban tanto:

«... El nombre de sangre de drago no se le dio a causa de su color rojo, sino porque los antiguos pensaban que provenía de la sangre seca del dragón, animal fabuloso en el que creían. La verdad es que Dioscórides rechaza esta idea, aunque que sin decir de dónde procede la sustancia. Fue el médico español Nicolás Monardes el primero que indicó su origen vegetal. Asegura que el árbol que da esta resina lleva el nombre de drago causa de la huella de este animal que la naturaleza confiere a su fruto. Pero es mucho más verosímil que el fabuloso nombre de la resina hizo que se lo diesen al árbol que la proporcionaba, que los antiguos no conocían.»
 

La observación es muy juiciosa, y la sangre de drago que los antiguos recogían procedía sin que ellos lo supiesen, de los frutos desecados de distintas palmeras de las riberas del golfo Pérsico y de la cuenca del mar Eritreo, del Indostán y de Indochina, especialmente del fruto del Calamus draco.

La sangre de drago la produce generalmente el Dracorma drato de las Canarias y las Azores, y el Ptcrocarpus draco, de las Canarias y las Azores y el Pterocarpus draco de las Indias Occidentales y de América del Sur, conocidos por Nicolás Monardes.

Plinio, por su parte, atribuye a la sangre del basilisco, el gallo dragonado, una virtud mágica que lo aproxima mucho a la «sangre de drago». Fue, nos dice, «maravillosamente encumbrada por los magos; cuaja como la pez, cuyo mismo color tiene; disuelta, se vuelve más que el cinabrio. Los magos le atribuyen además el poder de hacer que el hombre tenga mayores poderes en las peticiones, con los dioses en la oraciones; de curar las enfermedades y prevenir los maleficios. Algunos la llaman sangre de Saturno.
 

A propósito de las ideas de la Edad Media referentes al dragón, agreguemos también el estudio atento de la heráldica nobiliaria de esa época y de sus prolongaciones permite admitir que el arte del blasón no siempre consideró el dragón en mal sentido, sino que representaba a veces la Vigilancia, y también el Ardor, pues decían que «se comportaba en combate como un torrente impetuoso que desciende de las montañas», y que de su pecho salía un aliento tan ardiente que «inflamaba los aires».
 
 
Por eso ha sido posible creer, sin demasiado temor a equivocarse, que en los escudos de las Caritat de Condorcet (de oro con dragón delante, armado y lampasado de sable, con bordura de gules) el dragón representa el ardor de la caridad, caritas, que es amor y que deriva su grado de amor del grado de su ardor.
 
¿No dice la Iglesia al corazón de Jesús de este modo: Fornax arden caritatis, «Horno ardiente de caridad»?

JUEGO DE TRONOS

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OTRAS CRIATURAS FANTÁSTICAS

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