Los reinos del agua de este mundo bajo este toldo celestial se han edificado para el gozo y pensado para la purificación. El agua es la sangre que corre por las venas de la naturaleza, es puro elixir de vida: fluye y circula hacia todos los tiempos, abastece las extensiones grandes e infinitas. Se desvanece en billones de hojas, empieza a ascender y a escalar, sabe después al terreno del cielo, cae otra vez aquí abajo, donde le gusta estar. Como niebla se eleva, y sigue el libre transcurso del cielo.
Es el manantial de todos los estanques, ríos, todas las charcas, corre sobre piedras y cascajos, fluye en un esplendor salvaje nos acompaña todo el tiempo. Es estrepitosa, efervescente, espumosa, a veces también se encabrita salvajemente. Es burbujeante, fresca y clara, tranquila y jovial, sencilla. Puede estar en paz, un espejo entonces de la voluntad de Dios.
Es cambiable en el Ser, a veces grande, otras dura, a veces muy pequeña, alguna vez pesada, otra ligera, el sol la evade. Vapor, agua, nieve y hielo, éste es su orden divino. Profundidades infinitas se camuflan aquí, observa dentro, también están en ti.
Transforma continuamente el mundo, cambia el vestido de la tierra. En el ritmo de la marea se deja guiar el agua de la vida. En la unidad mística e infinita nos abres el espejo de todos los tiempos, llevas el maravilloso vestido de la tierra. Llevas contigo toda la vida y sanas con tu elixir vital. Agua, te lo agradecemos aquí y ahora.
«El mensaje del agua es mirar hacia dentro»
MASAJW EMOTO
El agua cubre la mayor parte de nuestro planeta. Conduce las corrientes magnéticas y eléctricas. Con su fuerza, abastece la naturaleza y enriquece los campos de cultivo, en los que todo puede crecer. Otorga frescor, vitalidad, curación y alivio.
Al principio el agua fue regalada a los humanos, pero, tras la caída de la unidad con lo divino, recayó en el hombre la tarea de proteger el agua y sus seres. A él le es destinado utilizarla en un sentido elevado, por ejemplo en la purificación, santificación, bendición y en la iniciación a otros mundos.
Los espíritus del agua vitalizan el Elemento Agua y le dan su potencial positivo. Pero a causa de fuerzas oscuras y amasijos, muchas aguas fueron contaminadas. Allí donde se encuentran aguas muertas, los seres del agua se han retirado, evitan las aguas contaminadas.
Nuestra tierra y nuestro cuerpo están compuestos en su mayor parte de agua. Este elemento es una parte de nosotros, y nosotros una parte de él. Está relacionado con nuestros sentimientos, nuestra alma y nuestra sangre. El agua regala a nuestro cuerpo emocional la capacidad de sentir, de percibir profundamente. En el agua encontramos un espejo de nuestra alma, y en los sueños se reflejan imágenes de nuestro estado emocional.
El agua nos une a los reinos astrales, los espacios de nuestra alma, con el reflejo de la luz divina. Podemos quedarnos trabados en la alucinación exterior o mirar detrás del espejo hacia lo más profundo de nuestra alma.
El agua está estrechamente unida a la luna que dictamina los distintos ritmos de la marea en la tierra. Para todo existe un momento. El camino de iniciación del agua es el bautizo, que ya existía antes de la cristianiza-ción. A través de ella, una persona vuelve a nacer por segunda vez y puede desarrollar en sí una nueva dimensión, la luz de Cristo, el nivel espiritual, la naturaleza de Buda. Para los iniciados, el agua conecta entre sí dos mundos, una ribera con la otra, para los no iniciados, los separa.
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