Los espíritus de la tierra, que protegen, habitan y guían el Elemento Tierra, son muy variados en cuanto a forma y configuración, y se encuentran en las zonas más dispares. A ellos pertenecen, además de los espíritus de los árboles y bosques, todos los tipos de enanos, gnomos, gnomidas (los viejos sabios del poblado de los enanos, la Madrecita Cariñosa), también los gigantes, que protegen las grandes fuerzas de la tierra, las hadas de la tierra y los ángeles de la tierra, que protegen y renuevan las fuerzas de la tierra, los elfos de la luz, que protegen las plantas medicinales, los elfos oscuros/elfos negros, que vigilan los tesoros que se encuentran en las profundidades de la Madre Tierra, los vigilantes de las piedras preciosas, los guardianes, los jueces del destino, los tres mágicos, etc.
La característica principal de los espíritus de la tierra es que su trabajo tiene que ver de alguna manera con el Elemento Tierra.
Los seres de la tierra reflejan lo que ser humano lleva en su interior. Los seres de la tierra mantienen una estrecha relación con nuestro planeta y un conocimiento profundo de sus fuerzas originarias. Abastecen a la tierra y poseen fuerzas mágicas: conocen las fuerzas de la manifestación (la fuerza por la que una idea se torna visible de forma lenta y constante) y de la materialización (la fuerza a partir de la cual de la nada surge una forma). Conocen las fuerzas de la transformación y del paso de los ciclos infinitos. Protegen los antiguos rituales terrenales, las tradiciones y la sabiduría. Poseen, además, grandes riquezas y tesoros.
Los seres naturales, que existen a partes iguales del género masculino y femenino, poseen las siguientes características: son irregularmente grandes o pequeños, aunque su cuerpo suele ser grueso; además, pueden cambiar su forma a su antojo. Su cara es a menudo como la piel de la tierra: arrugada y marcada como una piedra o una roca. Normalmente son alegres y están contentos, tienen sentido del humor y les gusta hacer bromas a la gente. Suelen vivir en zonas montañosas, especialmente en las pendientes, desfiladeros, barrancos, raíces nudosas, árboles fuertes, etc. Les gusta recitar y rimar, y adoran repetir estas rimas en forma de canción. Son aplicados y su esfuerzo en el trabajo es infatigable. La mayoría son artesanos dispuestos a echar una mano.
Dado que muchos espíritus de la tierra dominan totalmente su elemento, pueden materializarse de muchas maneras, por ejemplo como animales. Pueden volverse rápidamente invisibles y aparecer de nuevo, al igual que pueden hacer desaparecer o aparecer objetos. Su tarea es proteger la tierra y sus fuerzas, cuidarla y preocuparse de todas las otras formas de vida.
Los espíritus de la tierra dan a la tierra su vitalidad. Las regiones de la tierra que no están habitadas por ellos están muertas y son áridas. Los regalos y donaciones de los seres de la tierra son objetos mágicos como capas o túnicas, que traspasan la fuerza a los que las visten, el poder de la invisibilidad, amuletos o monedas, tesoros como piedras preciosas, oro, plata... y otros regalos valiosos de la tierra.
Los espíritus de la tierra nos aportan paz interior y un gran entendimiento de los seres de la tierra. Nos guían hacia nuestros tesoros interiores y verdaderas riquezas. Para ello debemos haber educado determinadas virtudes en nuestro corazón: paciencia, atención, capacidad para ayudar, comprensión, laboriosidad, perdón, fidelidad, entrega, etc., cuyos estadios de desarrollo se ponen a prueba regularmente en determinados intervalos.
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